La mayoría de edad vasca

Dijo hace tiempo el lendakari Juan José Ibarretxe: «El Pueblo Vasco es un pueblo mayor de edad». Lo dijo él, el lendakari más catalán que probablemente han tenido nunca los vascos, el del plan Ibarretxe, que, salvando las distancias, que no son pocas -pretendía preguntar a los vascos dos cosas: si estaban de acuerdo a abrir un proceso de diálogo con ETA y si estaban de acuerdo para iniciar una negociación sobre el “derecho a decidir del pueblo vasco”- es lo más parecido al procés que han articulado los vascos, y tampoco llegó a buen puerto.

Desde este lado de la historia, me llama la atención (o no) que la independencia no figure en el sumario electoral vasco. Cómo diría el presidente Jordi Pujol, para los vascos, això no toca. Y es que ellos no son de fabular por fabular. Han visto cómo los catalanes embarrancaron con el procés y han recordado el frustrado plan Ibarretxe y han decidido centrarse en cosas más terrenales, la sanidad, la educación, la vivienda… Claro que ellos juegan con la ventaja de que no deben pedir un plan de financiación singular, porque ya tienen el concierto económico, es decir, el control de sus ingresos fiscales. Así, ellos pueden invertir sus energías en mejorar el autogobierno, que proponen ampliar y consolidar.

Arnaldo Otegi guarda a buen recaudo los elogios al procés; hace poco hablaba de él como de “gran lección” y, pragmático, ahora conduce a la izquierda aberzale por otros derroteros. El PNV, plan Ibarretxe al margen, nunca se dejó engatusar por el extraviado procés. Ellos, y no Convergència, inventaron lo del peix al cove. Unos y otros, EH Bildu y PNV destinan todas sus energías y esfuerzos a ganar la batalla de los matices, los primeros defendiendo unas nuevas formas de hacer política, y los segundos tratando de disuadir a los vascos de la tentativa de probar algo diferente, indicando que lo que hay ya funciona y que, por tanto, mejor no cambiarlo. El caso es que las encuestas le dan todavía una ligera ventaja al PNV, pero los conservadores pueden ver por el retrovisor la imagen de Bildu cada día más nítida, y más cerca. Y los socialistas vascos, el PSE, se frotan las manos reincidiendo en la posición de árbitros.

Mientras, los catalanes, erre que erre, se debaten entre quienes quieren recuperar el referéndum, esta vez, si puede ser, acordado, y quienes quieren pasar página de una vez por todas. Las encuestas sitúan al socialista Salvador Illa otra vez ganador, y parece que el efecto Carles Puigdemont relegaría al presidente Pere Aragonès a la tercera posición. Pero aún quedan días para el 12-M, y ya se sabe que en política los días pueden ser una eternidad.

¿La mayoría de edad vasca, que reconocía Ibarretxe hace varios años, sitúa a Catalunya en la adolescencia política?

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