Laporta da otro paso atrás con Barça One, la tele más ‘low cost’ y cutre

La nueva plataforma de 'streaming' azulgrana no es más que una versión con menos medios y menos atractiva que la desmantelada Barça TV, nacida para cumplir con la versión Barça TV+ de contenido 'premium' por la que ya se pagaba

Joan Laporta, amb l'equip d'handbol, durant la presentació de Barça One

El FC Barcelona ha presentado este jueves Barça One, la nueva plataforma gratuita de streaming de ámbito global en la que el club recopila la mejor selección de contenidos con temática Barça de todo el mercado audiovisual. Un proyecto que democratiza los contenidos del club ofreciéndolos gratis, a escala global, como nunca se había visto hasta ahora.

¿Alguien puede imaginarse una plataforma de streaming de contenidos sobre el FC Barcelona mejor y más completa que la over the top (OTT) impulsada desde el propio club, que posee los derechos de emisión corporativos y el archivo audiovisual del Canal Barça y de Barça TV desde 1996? Desde luego sería complicado. Pues bien, ese fue el eje propagandístico y publicitario de la presentación en sociedad de Barça One, lo que vendría a ser la versión aún más low cost de la antigua Barça TV, más cutre y con menos medios, aunque, eso sí, con la posibilidad de acceder en línea a su programación, emisiones y productos enlatados.

Barça One es la consecuencia de otra de esas jugadas de Joan Laporta producto de su alergia al pasado y, en este caso, de su ansia por acabar como fuera con la existencia de un contrato con Telefónica firmado en su día por la anterior directiva para la producción de Barça TV. Tampoco es que su estrategia fuera ingeniosa ni brillante, simplemente se limitó a agotar el contrato exigiendo mucho más esfuerzo y dedicación de sus profesionales en el tramo final de la explotación, siendo consciente de que la mayoría estaría en la calle el 1 de julio de 2023.

En ese momento, como es lógico, el presidente sabía de sobras que un club de la dimensión del Barça no puede existir hoy sin un canal a través del cual el mundo exterior, sus 400 millones de seguidores digitales, puedan sentirse conectados, seguir la actualidad, vivirlo y verlo, de alguna manera. La alternativa, en cualquier caso, fue la de cerrar los estudios, asistir a un despido de personal desagradable y masivo, así como cortar de raíz la producción de reportajes, reduciendo a la mínima expresión la posibilidad de seguir vía streaming, a través de la web, determinados actos relevantes de la vida diaria del club azulgrana.

Es posible, por tanto, que Barça One se convierta en la mejor herramienta para esa función social, económica, comercial e informativa del club a partir de su puesta en funcionamiento la semana pasada. Pero es igualmente cierto, por desgracia, que el Barça también ha sido estos meses el club de los grandes del mundo que ha demostrado una indolencia, mediocridad, parálisis, negligencia y abandono de sus constantes vitales con esta desconexión absolutamente ridícula.

En relación a Barça TV+, la plataforma de contenidos que ya operaba como OTT mediante una suscripción pago y gratuita para los socios, Barça One no aporta nada nuevo. Más bien cumple con el compromiso contractual adquirido en su día con el lanzamiento de Barça TV+ a base de contenidos exclusivos y de estrenos más allá de la emisión de Barça TV por la TDT.

La vía tradicional -o sea, la producción en plató, las unidades móviles para las retransmisiones, los equipos de grabación y la presentación en un horario fijos- hacía tiempo que había quedado trasnochada y desactualizada, además de implicar un coste añadido por una frecuencia propia en Cataluña y la inclusión de la versión doblada al castellano y el inglés en diferentes plataformas. Hace años que la transición al streaming debió acometerse en serio, tanto como aprender del estrepitoso fracaso de la versión ya arrancada de Barça TV+.

Barça One nace con sus mismos males y defectos, pues la versión gratuita, a la que puede enganchar a miles de aficionados simultáneamente, se vuelve lenta e insufrible debido a que el presupuesto es bajo y su capacidad de eficiencia se reduce al pequeño y reducido número de socios y abonados al canal premium, que seguirán siendo escasos por más que el precio de la subscripción, de 1,99 € al mes parezca asequible e invite a apuntarse. El recelo y el desinterés, generalizados, lo provoca la ausencia de cualquier atractivo para socios y aficionados que, como mucho, disfrutarán del delante de alguna serie o reportaje. Los barcelonistas prefieren invertir en las plataformas donde se retransmiten en directo los partidos oficiales del primer equipo. Lo mismo ocurre con las secciones, que mayoritariamente tienen sus derechos vendidos de forma colectiva a través de las patronales como la ACB o la Asobal, por poner dos ejemplos.

En el gran día de la première de Barça One, la directiva anticipó, como plato exclusivo, la posibilidad de seguir en directo la final four de la Champions League de fútbol sala, en la que el Barça debutará el día 3 de mayo contra el Sporting de Portugal. También el Gamper 2024, que será en Montjuic, una oferta que no afectará tampoco a la tradicional ausencia de socios por ser un partido de pago fuera del abono.

Barça One, en definitiva, será cutre, más o menos como la desafortunada presentación en un acto para el cual, inexplicablemente, el club hubo de alquilar un espacio en la Torre Glòries y contratar presentadores cuando, precisamente, en la anterior etapa de Barça TV sus profesionales asumían las funciones de locución y de presentación de todos los actos oficiales del FC Barcelona. Hubo no pocos fallos de coordinación, el principal y más lamentable derivado de la imposibilidad de bajarse en directo la aplicación a los móviles, pues al realizarse un llamamiento a los presentes en la sala y la prensa informar en sus medios digitales, el servidor colapsó rápidamente. Se juntaron la imprevisión y el fallo lógico de una logística de bajo precio.

Por razones inexplicables, también, se alternó el catalán y el castellano a lo largo del acto, remarcándose que el claim de Barça One es «¡Salid i disfrutad!», frase atribuida, aunque no demostrada, a Johan Cruyff en la previa del partido de Wembley, el 20 de mayo de 1992.

Tampoco su director, Toni Cruz, el enterrador de Barça TV, fue capaz de explicar cómo se financiará Barça One ni cuanto costará. Solo pareció desprenderse del conjunto de su discurso, confuso y disperso, que el club no tirará la casa por la ventana en ningún caso y que las inversiones dependerán en buena medida de sus audiencias y entradas publicitarias. O sea, que Barça One nace absolutamente muerta en este sentido porque sus patrocinadores tienen por contrato determinadas franjas de publicidad y, como es lógico, exclusividad, lo que quiere decir que, por ejemplo, en automoción solo puede aparecer publicidad de Cupra.

Hasta 2005, aproximadamente, el Canal Barça fue otra vía de ingresos. Cuando el presidente Josep Lluís Núñez firmó el acuerdo de cesión de derechos con Telefónica incluyo su emisión y producción íntegramente con cargo al operador que, además, pagaba un canon al club. A llegar Laporta a la presidencia, el ingenio acumulado del propio presidente y de los vicepresidentes Ferran Soriano y Marc Ingla dio otro de sus frutos en forma de calamidad y pérdidas, pues no tuvieron otra ocurrencia que cortar ese contrato y hacerse cargo de los costes del canal y también de sus beneficios. El resultado es que, desde entonces, la tele del club ha sido una fuente de déficits anuales del orden de entre 10 y 15 millones, especialmente cuando Laporta se lo dio a Mediapro, también como proveedor exclusivo de medios técnicos.

La presentación se saldó con alguna frase para la historia, como una de Laporta al afirmar que con Barça One se democratizaba la información, y alusiones al pasado de Barça TV que, a diferencia de Real Madrid TV, no se había usado como aparato de propaganda de la junta directiva. Es muy posible, por tanto, que se hayan borrado del archivo de Barça imágenes de la época de Vicent Sanchis como director del canal, siendo Laporta presidente, en las que el propio Sanchis alentaba a los insultos a los propios socios, a la prensa del Grupo Godó y al candidato Sandro Rosell en plena campaña electoral. Ciertamente, produce escalofríos oír en boca de Laporta la palabra democratizar cuando se habla de información y de comunicación. ¿Habrá pronto otro podcast tipo Aló Presidente?

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