A la hora de la verdad, solo 7.599 socios de los supuestamente 50.000 que tiene la Asamblea Nacional Catalana (ANC) ejercieron su derecho a voto en la decisión más trascendental que tenía planteada esta entidad en su historia: concurrir o no a las próximas elecciones en el Parlament con el impulso de una lista cívica. Esta propuesta, avalada por la actual presidenta, Dolors Feliu, ha sido finalmente derrotada por un estrecho margen de solo 98 votos, pero esto significa una contundente desautorización a la cúpula de la ANC, que se había implicado muy a fondo en la defensa de la lista cívica.
La derrota de Dolors Feliu seguramente tendrá repercusiones en el futuro inmediato de esta entidad independentista, que tiene que celebrar elecciones para renovar sus órganos de dirección el próximo mes de mayo. La fractura provocada por el proyecto de la lista cívica ha dejado muchas heridas abiertas que serán difíciles de cicatrizar. En este contexto de crisis de la organización, el cantautor Lluís Llach –que, recientemente, abandonó el Consell de la República que preside Carles Puigdemont– ha anunciado que piensa presentarse en las elecciones al secretariado de la ANC y que no descarta optar a la presidencia de la entidad.
