El conflicto de Israel y Palestina es, aparentemente, el tema internacional más divisivo para el independentismo catalán. En resumen: hay un sector básicamente derechista del movimiento, en gran parte procedente de la vieja Convergència, inclinado hacia Israel -considera la construcción de su Estado una referencia-, y un sector izquierdista alineado con la causa palestina, poblado por figuras y militantes de la CUP y ERC.
En el contexto de especial hostilidad actual, tres figuras de la línea dura independentista han cruzado mensajes en X, empezando por el exdiputado de la CUP Antonio Baños, que ha tachado a la columnista Pilar Rahola, muy cercana a Junts y defensora de Israel , de «rata viscosa», «inhumana lamebotas», «moco flotando en un cuenco de pus» y «cabrona» por haberse preguntado «¿Por qué este capital administrado por Hamás no sirvió para crear una economía fuerte» como la de Singapur, en referencia a «millones de ayudas de todo el mundo» y la «gran financiación de Irán y Catar».
«Lo bueno es que me insulta, me denigra, niega el debate y me bloquea para que no pueda verlo. Un esperpento», ha escrito Rahola, entre iconos de risas, aparentemente tomándose de cachondeo la furibunda reacción de su correligionario independentista.
El politólogo Ramón Cotarelo, que pasó de las órbitas de ERC y la CUP a la de Junts, y no suele escatimar en insultos -a ERC, preferentemente-, ha considerado, esta vez en un tono tranquilo, que Baños es un «típico producto de la CUP» que «no retrata a Pilar Rahola», sino que es «un autorretrato».
El año pasado, Cotarelo explicó cómo cambió de opinión sobre Israel, un Estado al que había tachado de «genocida»: «En estos casi diez años he cambiado de opinión respecto al conflicto entre el estado judío y los árabes. Un cambio de opinión movido por una reconsideración de sus orígenes, su naturaleza y sus posibles consecuencias».
