¿Por qué la crisis de Grifols deja a Sala-i-Martin en una posición ridícula?

Xavier Sala-i-Martin

La crispación mediática generada por la denuncia en torno a la contabilidad de Grifols está dejando retratos mediáticos y audios de interés azulgrana, especialmente en algunos de los gurús económicos de su entorno, como es el caso de Xavier Sala-i-Martin. Según su opinión, la credibilidad de Grifols va ligada a la del auditor, KPGM, porque entiende y subraya que es quien ha validado las cuentas a través del criterio y el análisis de sus expertos, obligados por el prestigio y el reconocimiento de su nombre en el mercado. «Si el auditor observa alguna cosa lo que hace es reflejarlo en su informe como discrepancia o como incerteza», ha dicho. También se ha mostrado partidario -entusiasmado sería la palabra- con que haya quien, como ha hecho Gotham, el denunciante de las presuntas trampas patrimoniales, investigue estas cosas en busca de la verdad. «Es muy bueno para la sociedad porque todos queremos saber la verdad», ha afirmado.

No deja de ser chocante que alguien como él, protagonista de uno de los embustes más sonados de la historia del Barça, siga dando lecciones de transparencia y ética contable sin avergonzarse de haber presentado en su día las cuentas del Barça del ejercicio 2009-10 sin haberlas sometido a la correspondiente autoría. La propia memoria oficial del FC Barcelona de aquel ejercicio no tuvo más remedio que recoger ese intento de engaño y de burla a los socios por parte del entonces tesorero de la junta, Xavier Sala-i-Martin, suplantando al vicepresidente económico, Joan Boix, en una rueda de prensa en la que se ofreció una liquidación económica falsa.

«El cierre de las cuentas del FC Barcelona -puede leerse- del ejercicio económico que les presentamos no ha estado exento de polémica. La Junta Directiva saliente formuló cuentas el día 30 de junio de 2010, último día de su mandato. Estas cuentas daban un beneficio neto de 8,99 millones de euros antes de impuestos. Durante el mes de julio de 2010, el auditor del club, la firma Deloitte, terminó su trabajo de auditoría, e hizo entrega al FC Barcelona de sus conclusiones. Estas determinaban que las cuentas entregadas el 30 de junio no expresaban una imagen fiel del patrimonio del club. En este sentido, el auditor incluye en su informe hasta siete excepciones e incertidumbres. Es decir, aspectos que, a su juicio, el club debe incluir o eliminar de las cuentas presentadas para que estas reflejen con exactitud la imagen contable del FC Barcelona (…) Las cuentas aquí presentadas sí que reflejan la imagen fiel de nuestro club. Y el resultado no es nada positivo. El club ha perdido 79,644 millones de euros en la temporada 2009/10. La mayor parte de la desviación se debe a la provisión del litigio con Sogecable, exactamente 35.123 millones de euros, más 2.664 millones de intereses».

Posteriormente, la asamblea de socios aprobó esas cuentas que fueron impugnadas por la junta saliente de Joan Laporta, una demanda que fue desestimada en todas las instancias, siendo elevadas a firmes unas pérdidas de la última temporada de 79,644 millones y estableciendo unas pérdidas del mandato de 47,4 millones, que, por desgracia para la economía del club, no revirtió en ningún caso la confusa y esperpéntica sentencia de la acción de responsabilidad, digan lo que digan. Unas pérdidas ordinarias que hoy parecen calderilla al lado de los casi 1.000 millones que ya acumula Laporta en su segunda etapa.

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