Junts por Catalunya (JxCat) ha pasado en los últimos meses inmerso en una especie de ley del silencio impuesta desde Waterloo por su líder moral, Carles Puigdemont, para poder controlar el mensaje, y para que sólo él marcara lo que se decía y cuando se decía , y que ningún otro portavoz del partido se cargara la estrategia de negociación con el PSOE.
Una vez cerrada la investidura de Pedro Sánchez y los pactos con JxCat, y una vez asumido el cambio de discurso silenciando internamente las voces más críticas, se ha dado vía libre para que todo el mundo de Junts que quiera hacerlo pueda hablar. Pero es muy difícil, ahora que impera el discurso y el planteamiento de Puigdemont como único, que una voz crítica hable claramente y tenga eco. Por eso ahora dan luz verde a todo el mundo.
Y es por eso, también, que ahora en Junts han pasado de no conceder ni una entrevista ni hacer ninguna rueda de prensa a aparecer en todos los medios a todas horas, concediendo entrevistas a diestro y siniestro. Incluso ha sido entrevistada la presidenta del Parlament de Catalunya, Anna Erra, que es uno de los dirigentes de JxCat que menos se prodiga en la prensa y que más tiempo llevaba sin aparecer en los medios de comunicación catalanes.
