La Mahler Chamber Orchestra (MCO) es una rara avis en el mundo de la música clásica. Una orquesta autogestionada, sin sede fija, con cerca de cincuenta músicos, absolutamente democrática, en la que todas las decisiones se consultan y se votan entre sus miembros, pero también de las más prestigiosas del continente. Impulsada por Claudio Abbado (1933-2014) y por un grupo de músicos en 1997, hace 26 años, este sábado volverá a Barcelona, esta vez al Auditori.
Dirigida por el milanés Daniele Gatti, interpretarán piezas de Franz Joseph Haydn (Sinfonía concertante, de 1792), Sergei Prokófiev (Sinfonía número 1, “Clásica”, de 1917) e Igor Stravinsky (Sinfonía en Do, de 1940). Este concierto forma parte de una pequeña gira por España que también les llevará a Valencia y Sevilla. En enero pasado estuvieron en el Palau de la Música.
Se trata de una orquesta de primerísimo nivel que se diferencia de todas las demás por su sistema de organización. Nadie está por encima de nadie. Los músicos y los miembros de la dirección toman las decisiones de forma democrática, sin jerarquías. Aunque poseen unas oficinas en Berlín, no disponen de una sede fija porque es una orquesta nómada. Realizan estancias ocasionales en Aix-en-Provence, Ferrara, Toblach, Dortmund… o en festivales como el Salzburgo Mozartwoche. No dependen de ninguna administración pública.
La MCO mantiene una estrecha relación con socios artísticos que son fuente de inspiración y han contribuido a dar forma a la orquesta con colaboraciones a largo plazo. Entre estos socios artísticos se encuentran figuras mundiales como las pianistas Mitsuko Uchida y Yuja Wang o el violinista Pekka Kuusisto.
Está formada por una cincuentena de músicos entre los que está la intérprete de viola Anna Puig-Torné (Cervera, 1982). Hay cinco músicos españoles. Todos sus miembros tienen la posibilidad de compaginar otros trabajos. Para entrar en Mahler Chamber, es necesario que lo aprueben todos. En definitiva, una orquesta autogestionada.
