¿Qué día nos deshumanizamos?

Este no va a ser un Àtom analítico, ni histórico. Ni será un Àtom de parte. Será visceral, nacido del estómago. Mi corazón y mi alma son quienes escribirán. Porque sí, porque lo necesito. Y tengo la impresión de que no soy la única. Me gustaría que me compartiérais vuestras sensaciones cuando acabéis de leerlo y salir de dudas.

Porque, ¿qué día nos deshumanizamos? Repito. ¿Qué día nos deshumanizamos?

¿Cuando fuimos capaces de aceptar la barbarie que se está perpetrando en Gaza sin pestañear? Pensadlo, ¿seríais capaces de mirar frente a frente, a los ojos, a un gazatí y mantener la compostura? Yo no. Sentiría vergüenza, rabia, impotencia, me sentiría sucia e immoral aún sin haber hecho nada. ¡Me sentiría tan miserable! ¿Como podemos mirar a los ojos a un gazatí y no ruborizarnos? ¿Cómo podemos cenar nuestro bistec con patatas fritas tan tranquilamente mientras el telediario nos escupe las imágenes de miles de desplazados, de hospitales a punto de quedarse sin luz, de seres humanos sin agua potable ni nada que llevarse a la boca? El número de muertos es inasumible. Y a ellos le sumamos la situación deshumanitaria que viven miles y miles de gazatíes, muchos de ellos niños, sin agua, sin luz, con hospitales colapsados, con bombardeos contínuos, con los derechos básicos, más elementales, fulminados de raíz. Y todo ello con un asedio que incumple todos los tratados de derechos humanos y dinamita cualquier mínimo de humanidad que pueda quedar en quiénes ordenan y ejecutan estas barbaridades.

En serio, dejemos de mirar a otro lado, de cambiar de cadena y buscar el reality de turno que nos distraiga de la realidad. No señores. No señoras. La realidad está ahí. Y nos increpa. Por acción u por omisión. Cada cual desde su pequeño mundo. Algunas escribimos. Otros quizás alcen su voz a través de la música, del arte o en las redes sociales. Defendamos la humanidad. Defendamos los derechos. ¡Defendamos la vida! No hay idea ni territorio ni persona que valga la muerte y la destrucción de nadie, menos aún de una sociedad entera. Ya lo dijo Lennon, “la paz no es algo que deseas, es algo que creas, algo que haces, algo que eres, y algo que regalas”.

Y sí, estamos de acuerdo, ojalá se acabe con una banda terrorista tan temible como Hamás. Y sí, Israel tiene derecho a defenderse. Pero cuidado. También sí, Gaza está padeciendo una situación de aparheid y genocidio que nos retrotae a épocas muy, muy oscuras. No voy a posicionarme ni al lado de Israel ni al de Palestina. O sí. Porque me posiciono al lado de la vida, de los derechos humanos, de la libertad individual y social. Me posiciono en contra de la barbarie, de todos los valores destruidos que nos llevan a ser peores que el peor animal de la tierra. Somos la peor especie. Lo siento, podéis pensar que soy muy pesimista. Pero sí, lo tengo claro, somos la peor especie de la tierra. ¿Como sinó podríamos destruirnos de una forma tan cruel sin ruborizarnos? ¿Cómo ha tardado tanto la comunidad internacional en reaccionar ante la brutalidad que se está perpetrando en Gaza? ¿Por qué no se acaba con Hamás? ¿Es cierto que Israel es el primer interesado en que exista e incluso lo financia? Muchas preguntas. Pocas respuestas. Demasiados muertos. Demasiados muertos inocentes. Demasiados inocentes sufriendo lo indecible. Demasiada injusticia. Demasiada barbarie.

Y en medio yo. Yo que me niego. Me niego a aceptar esta locura. Y por estos este Àtom. Un Àtom absolutamente visceral. Que no tiene más pretensión que eso, vomitar toda la rabia y el dolor por una barbarie que mi cuerpo y mi alma no pueden, ni quieren, asumir.

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