Defender una perspectiva global

Ya han llegado las fiestas de la Mercè, este año con Najat el Hachmi como pregonera. Que sea Hachmi quien ha hecho el pregón este año es una muestra de dos cosas: una, el cambio de alcaldía, pues eso hubiera sido imposible con Ada Colau al frente de la ciudad. La segunda, el paso a un lado sutil de los socialistas hacia las tesis sobre el feminismo defendidas por el Ministerio de Igualdad e Irene Montero.

Esto lo demuestra el hecho de que al salir al balcón, el Hachmi se encontró gritos de detractoras que la tachan de islamófoba y tránsfoba, pero también gritos de sororidad y apoyo ante la defensa de sus tesis, que son nada menos que la mujer debe ser libre e igual al hombre, que es necesario erradicar el patriarcado, y que el sexo importa y es una herramienta de opresión todavía existente para muchas y muchas mujeres.

Y es que a veces me parece surrealista que los blancos y las blancas, que también hemos luchado por nuestros derechos. Que hemos conseguido tantas y tantas cosas – que ojo que como seguimos distrayendo, nos las volverán a quitar – Seamos capaces de tachar a una marroquí que ha vivido en sus carnes lo que es la opresión y el patriarcado, hasta el punto de haber tenido que separarse de su familia para poder vivir como ella quisiera, de islamófoba. Que nos ponemos las manos en la cabeza con el cristianismo hasta el punto de acabar por llamar a la navidad solsticio de invierno, pero que en cambio defendemos los símbolos opresores de otras religiones. Que nos miremos tanto el ombligo como por considerar que hay luchas ya superadas porque a nosotros ya no nos tocan, cuando si abrimos el punto de mira observaremos a nuestro alrededor cómo éstas se siguen reproduciendo.

Najat el Hachmi es esto: la llamada por la perspectiva global. Esa voz de la conciencia que te hace mirar en esa parte donde no querías mirar. La voz de la empatía. La llamada a dejar el egoísmo y el relativismo tan fácil de tener cuando ya lo tienes todo. Gracias a la lucha de nuestras abuelas que hoy en día yo puedo votar a mis representantes. Gracias a la lucha de Najat y muchas otras como ella, muchas jóvenes podrán ver más cerca su sueño de ser libres. Por eso debemos ayudarlas. La sororidad es esto. Porque lo que ellas quieren es lo que tenemos nosotros. Y pensar lo contrario, por mucho que lo vistan de modernidad y de izquierdas, se llama superioridad, patriarcado y racismo.

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