Sobre lenguas, amnistía y alrededores

Sin ausencia de razones, ciudadanos y colectivos de izquierda, muy alejados de los movimientos, posiciones y decires de SUMAR (en sus cabezas siguen muy vivas las fotografías del encuentro Puigdemont-Díaz-Asens-Comín), andan muy preocupados por dos asuntos: por el uso del catalán, euskera y gallego en el Congreso de Diputados y por las negociaciones sobre la amnistía y los chantajes de Junts.

Sobre el primer asunto estos colectivos suelen argumentar del modo siguiente: 1) El acuerdo no es propiamente un acuerdo sino una imposición chantajista del sector más fanatizado del nacional-secesionismo .Cat. 2) Los chantajes nunca son buenos senderos para el transitar de la política prudente y digna. 3) Renunciando o marginando a una lengua común, que hemos contruido entre todos y usamos todos, pretenden dar una imagen falsa de España (como si no existiera como país) y marcar una identidad propia excluyente: aquí, en .Cat., solo hablamos catalán, nuestra única lengua propia. 4) Los mismos que hablan de la diversidad del “Estado español” (la palabra España sigue vetada) se niegan a admitir la diversidad de su propia comunidad y tratan a los parlamentarios que usan el castellano en sus intervenciones con los peores calificativos, como si fueran apestados. 5) Digan lo que digan, la razón de fondo que impulsa la exigencia no es acercar posiciones ni legítimas aspiraciones culturales sino el lío por el lío, crear más distancia entre la ciudadanía y generar catalanofobia (que abona su hispanofobia), pensando España como un reino de taifas incomunicado. 6) La extensión de la medida al Parlamento europeo, más allá de la dificultad, costes e imposible generalización a todos los países de la UE, da una imagen confederal de España que no se corresponde con la realidad sino con su cosmovisión desarticuladora.

No hay falta de sustancia en ninguno de los argumentos. No se esgrimen sinrazones ni corolarios de una ideología españolista uniformista. Pero, desde una perspectiva bienintencionada, cabe señalar que el uso de las cuatro lenguas en el Congreso (ya hay una experiencia parcial en el Senado) no nos conduce a ningún caos, es signo de la riqueza y diversidad lingüística de nuestro país (el país de las cuatro lenguas para lingüistas razonables, en absoluto nacionalistas) y, sobre todo, que su uso afable, sin broncas, aproximándonos, sería en sí mismo una refutación contundente del usual relato nacionalista: el estado español es una institución neofranquista que sigue ignorando la diversidad. ¿Un Estado que admite el uso de cuatro lenguas en el Congreso de Diputados es un mecanismo de opresión lingüística? ¿Sería un paso atrás o, por el contrario, un gran paso adelante que se nos conociera  internacionalmente por esa singularidad?

La segunda preocupación se centra en la amnistía y sus alrededores. En esta ocasión, por la manifestación convocada por la SCC para el próximo 8 de octubre en Barcelona, el mismo día en que se concelebró en 2017 la gran manifestación ciudadana contra los planes de separación unilateral secesionista.

Se vincula intencionada y perversamente la manifestación barcelonesa con el mitin-concentración del PP de este próximo domingo, con el fracaso de la investidura de Núñez Feijóo y con la crítica al probable (no seguro) nombramiento de Sánchez como futuro candidato para la investidura. Como si todo correspondiera al mismo plan político dirigido por el PP, directamente o vía intermedia.

Pero, ciertamente, la convocatoria de SCC es anterior al llamamiento del PP y no tiene las características ni los objetivos de su concentración. Los partidos no estarán en cabecera en la manifestación barcelonesa y conviene recordar que Álex Ramos, vicepresidente de SCC y uno de los portavoces de la convocatoria, es miembro del PSC, en absoluto un muñeco dirigido por el PP. La confusión creada con muy mala intención  -detrás de todo está el PP-VOX- es lo que angustia-preocupa a los colectivos y ciudadanos a los que hacía referencia. No está en su naturaleza favorecer ni coincidir con los objetivos del PP, pero sí protestar contra lo que consideran un disparate histórico, contra Cataluña y contra el conjunto de España.

Cabe decir aquí que también en este tema tienen buenas razones y que la convocatoria de Barcelona no es una copia catalana de la manifestación madrileña, venga quien venga y sea quien sea quien intente sacar partido. Se entiende su enfado. Pero, en cualquier caso, admitiendo lo señalado, no se infiere de ello, en mi opinión, que sea adecuado para la izquierda antinacionalista, organizada en colectivos y partidos, asistir a esa concentración como tal. Otra cosa es que estuviera en condiciones de concentrar 30.000 o 50.000 ciudadanos que se manifestaran con lemas propios, alejados pongamos cien metros de la manifestación principal. Como pequeño anexo, la utilidad de su presencia es nula y será manipulada.

Es muy importante medir bien el tempo en política. Conjeturo: no creo de ninguna de las maneras que el PSOE conceda una amnistía antes de la investidura, si fuera el caso, de Sánchez: si tú (Junts) chantajeas, yo (PSOE) también puedo chantajear: me comprometo a una amnistía en el futuro (que, desde luego, sigue siendo inadmisible), pero no ahora, no inmediatamente.

La pelota en el tejado de Junts. Si se empeñan, si erre que erre con una amnistía previa, Sánchez no aceptará el nombramiento del Rey, nuevas elecciones en enero y veremos qué pasa. ¿Les irá mejor esta vez o seguirán perdiendo votos y fuerza parlamentaria?

Desde el punto de vista de la izquierda no nacionalista: criticar con buenos argumentos, agitar todo lo que sea posible… y esperar acontecimientos.

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