La UEFA le corta de raíz las alas del ‘fair play’ financiero a Laporta

Javier Tebas le hizo un 'regalo' de 860 millones, pero Ceferin le acaba de multar por la primera palanca y amenaza con fuertes sanciones por las dos segundas a partir del año que viene

Joan Laporta, presentant Íñigo Martínez

El Barça de Joan Laporta puede estarle muy agradecido al presidente de LaLiga, Javier Tebas, por permitirle que el beneficio de las palancas obtenido en los dos últimos ejercicios pudieran ser computadas como ingresos y tuvieran un impacto directo y muy beneficioso en la ampliación del margen salarial, al menos para poder firmar el verano pasado a siete futbolistas. Que finalmente pueda inscribir a Íñigo Martínez y a Ilkay Gundogan en este mercado, y quizá alguno más de los fichajes con los que sueña Laporta y su séquito de representantes, dependerá del ahorro, de los recortes y de las ventas que pueda realizar el club hasta el 31 de agosto. Será cuestión de talento, ingenio y habilidad por parte de Deco y Mateu Alemany contra la tendencia despilfarradora del presidente y la permanente mieditis de Xavi, disfrazada de ambición y carácter ganador.

Esa puerta, sin embargo, ya se ha cerrado para siempre, pues ni el Barça ni ningún otro club -tampoco, y muy especialmente, el Real Madrid- podrán acogerse al espíritu de las palancas para mejorar sus balances. Se acabó porque la UEFA ya ha aplicado un criterio contrario a esa solución tan española de venderse patrimonio o anticipar los beneficios de la futura explotación de sus estadios y compensar de este modo ejercicios con pérdidas ordinarias de cierto calado.

De momento, la UEFA ya le ha pedido explicaciones al Real Madrid por no esclarecer el verdadero origen de 122 millones de gastos, el 20% del total del ejercicio 2021-22, que no fueron debidamente contabilizados en sus resultados financieros, una maniobra que la UEFA considera sospechosa y posible causa del incumplimiento del fair play financiero.

Con el Barça no ha tenido la meno duda y le ha impuesto directamente una multa de 500.000 euros por recorrir a la venta del 10% de los derechos de TV a Sixth Street por 25 años a cambio de 266 millones, que fueron anotados como un beneficio operativo. Para la junta de control financiero de clubes de la UEFA, que administra el fair play financiero, la multa se instruyó por «informar erróneamente» de lo que describió como «ganancias por enajenación de activos intangibles». Es decir, no provenientes de transferencias de jugadores, que no suponen a su entender «un ingreso relevante según las regulaciones». El recurso azulgrana tiene pocas posibilidades de prosperar.

El problema real para la administración de Laporta radica en que esta primera multa sólo afecta a la primera parte de las ventas patrimoniales del año pasado, las que tuvieron un efecto contable en el ejercicio 2021-22. Los más de 600 millones obtenidos por idéntico camino en el ejercicio 2022-23 están pendientes de evaluación, y posiblemente de otra multa, con un peligro añadido y amenazador. La UEFA amplia y endurece el control del fair play financiero de los clubs a partir del año natural en curso con los squad costs, que reducen los gastos en transferencias, salarios, honorarios de agentes y todos los demás relacionados con la gestión a un porcentaje del 90% en este año, reduciendo un 10% cada uno de los dos años siguientes hasta estabilizarlos en el 70% los ingresos. «Los clubs podrán perder 60 millones de euros durante un período de tres años, siempre que se den ciertas garantías», dice ahora la norma de Aleksander Ceferin. El Barça de Laporta está muy lejos de estar en esos márgenes a menos que empiece a aplicar en serio las reglas del juego a las que, alineadas con la UEFA, ya le está obligando LaLiga con su plan de tesorería.

Las consecuencias de un incumplimiento serán igualmente severas e implacables, sobre todo en la limitación de fichajes y de salarios, que representan la parte principal de los costes anuales.

Debe considerarse que si el Barcelona aprobó las normas de fair play financiero de la UEFA hasta ahora se debió a que con la normativa en uso hasta este año se calculaban en función de las pérdidas agregadas durante un total de cuatro años.

Ese modus operandi de Barça y Real Madrid responde también a que su modelo de propiedad, distinto de la mayoría de los clubs que son SA, permite desmanes como los de Joan Laporta y Florentino Pérez, en apariencia presidentes de clubs democráticos que han de responder ante sus socios. En la práctica, no obstante, vender patrimonio y aprovecharse del control social y mediático para eludir los controles propios de ambas instituciones se ha convertido en algo habitual y hasta tolerado por sus respectivos colectivos de afiliados, fácilmente gobernados por el enorme poder que los dos clubs más importantes del mundo ejercen en sus territorios en medios económicos, financieros, políticos, periodísticos, judiciales, policiales y, prácticamente, sobre el resto los agentes de cada comunidad.

LaLiga de Javier Tebas, uno de los personajes más guerreros en toda Europa contra el dopaje financiero de los clubs, está librando batallas judiciales y mediáticas gigantescas para mantener a raya a los dos colosos del fútbol nacional. Lógico, porque son insaciables y extraordinariamente competitivos y porque, ciertamente, clubs como el City, el PSG y otros de la Premier, cada vez más, se han burlado hasta ahora de la frágil normativa de la UEFA en materia de fair play financiero.

Tebas, en realidad, ha sido extraordinariamente permisivo con ambos. Ha mirado hacia otro lado cuando el Real Madrid se ha arreglado las cuentas y a Laporta, por más que se queje y llore, le hizo el favor de la vida admitiendo los 860 millones de beneficios de las palancas; eso sí, advirtiéndole que ha llegado a un límite que hasta la UEFA considera gravemente intolerable e infringido, según sus nuevas normas de control, más rigurosas y con castigos ejemplares a partir de ahora.

También en Europa se le han acabado a Laporta los trucos domésticos, pues las palancas sólo se inventaron para burlar provisionalmente el cerco de Tebas contra el gasto descontrolado de Laporta, que si no aceptó la propuesta de CVC fue porque, sobre todo, buena parte del dinero se debía destinar a mejora de la estructura y no a fichajes. LaLiga le hizo un regalo de 860 millones, nada más y nada menos. La UEFA ya se lo ha reprochado y le sugiere que haga las cosas como es debido. Misión imposible.

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