Laporta edulcora con encuestas un verano con más problemas que soluciones

Ha apalabrado los refuerzos de Gundogan e Íñigo Martínez, todavía sin un solo traspaso, y en baloncesto ha fichado a Joel Parra y puja fuerte por dos ex de la NBA sin haber resuelto el carísimo finiquito de Mirotic

Joan Laporta

La junta de Joan Laporta ha conseguido adormecer de nuevo el estado de opinión barcelonista con la receta habitual, a base de inundar el entorno mediático de buenas noticias, al menos en apariencia, para convencerlo sobre la normalidad de una situación tan extremadamente crítica, desde el punto de vista económico y financiero, que las ampliaciones de contrato de futbolistas como Gavi o Araujo están pendientes de ser aprobadas por LaLiga desde hace meses, prácticamente desde el inicio de la temporada ya finalizada.

Tan grave es el contexto que, de hecho, ha sido necesario formalizar un aval de la junta, contra su patrimonio personal en principio, para desactivar el riesgo de que ambos jugadores tuvieran la tentación de elegir ser traspasado (Araujo) o irse libre (Gavi), cansados de un retraso injustificable y bochornoso. En invierno, tampoco se pudo activar la continuidad de Marcos Alonso ni asentar la renovación de Iñaki Peña o Sergi Roberto.

La prensa laportista se ha ocupado de promover, por el contrario, una visión edulcorada de la actualidad para darle la vuelta al amargo sabor del final de campaña que había dejado, pese a los seis títulos de Liga, la oscura sombra del caso Negreira, el intento de sablazo a los socios con los abonos de Montjuic, la guerra del Palau -donde se ha pasado la guillotina-, el frustrado y ridículo intento de traer de vuelta a Messi o la evidente insuficiencia de recursos para atar los refuerzos pedidos por Xavi para luchar por la Champions, Leo aparte, como Kimmich, Brozovic, Zubimendi y otros, incluido Oriol Romeu, fichaje que Laporta no contempla pese al interés del entrenador.

Contra ese escenario un poco deprimente, Laporta ha contraatacado, en primer lugar, destacando la previsible decisión de la UEFA de retrasar una posible sanción gracias a un giro radical de sus posiciones a base de un acercamiento a Javier Tebas, de más peloteo a Luis Rubiales y a Aleksander Ceferin, el presidente de la UEFA, que Laporta habrá de ratificar cuando se juegue la próxima partida por la Superliga tras el fallo inminente del alto tribunal europeo. Si se confirma que Laporta rebaja esa firmeza inicial y también su apoyo frontal a la Superliga, entonces se las tendrá que ver con la ira de Florentino Pérez, lo bastante mosqueado con Laporta últimamente como para predecir que las represalias pueden ser terribles.

Son las consecuencias de improvisar, como también ha sucedido con la necesidad de ocultar y distraer la extraña sensación de montaje mediático organizado alrededor del presunto regreso de Messi, que cuando se destapó de verdad quedó en nada. Una negativa que asumió el jugador, harto de la mezquindad y de la palabrería de un presidente que no fue capaz de presentarle una oferta por escrito y sólo de prometerle que si vendía a varios jugadores, entonces podría pagarle. Además de mentir, argumentando que el padre de Leo se excusó para no venir en que su hijo ya no quería más presión, firmó lo que hiciera falta para atar a Gundogan, campeón de la Champions con el City, siendo plenamente consciente de que no podrá inscribirlo hasta cerrar las ventas que recoge, forzosamente, el plan de tesorería apalabrado con LaLiga.

El jugador alemán no ha ocultado, sobre todo su mujer, que detestaba seguir soportando el clima infernal de Manchester y buscaba un destino como Barcelona, de sol y playa, para su último gran contrato profesional. Una vez más, como en los fichajes de Lewandowski, Raphinha y Koundé, Laporta no ha tenido la menor competencia de otros clubs por esos jugadores.

Incluso llegando libre, el coste salarial de Gundogan es elevado, motivo por el cual Laporta sigue necesitando vender futbolistas cada día con mayor urgencia y apremio si no quiere volver a meterse en el mismo callejón sin salida del año pasado con Koundé, finalmente inscrito cuando ya se habían disputado dos jornadas de la Liga gracias a un aval personal de Laporta, de otro directivo y de Mateu Alemany. Irregular, sospechosa e imprudente maniobra, pues sin ese aval el futbolista quedaba libre, aunque no exoneraba al Barça de pagar el traspaso acordado con el Sevilla.

La estrategia elegida sigue siendo la peor: la de anteponer el problema -como los compromisos adquiridos con Íñigo Martínez, que también llega con la carta de libertad, también con Gundogan y ahora parece que con Vitor Roque, un delantero brasileño de 18 años por el que puede llegar a pagar más de 60 millones- a la posible solución, que en este caso habría sido avanzar las salidas.

Es curioso el comunicado oficial del club sobre estas operaciones, como la de Iñigo Martínez, en la que se afirma que ambas partes «han llegado a un acuerdo para su incorporación, después de que el jugador haya terminado su contrato con el Athletic Club. El futbolista firmará por dos temporadas, hasta el 30 de junio de 2025, y tendrá una cláusula de rescisión de 400 millones de euros». El tiempo del verbo empleado es el de firmará, en futuro, y no el de «ha firmado» como es habitual, lo que indica la existencia de un precontrato sujeto a la condición de ser inscrito. El comunicado sobre Gundogan es exactamente igual, en este caso con una cláusula reconocida que prevé la recuperación del estatus de agente libre por parte del jugador si no está inscrito en el primer partido de Liga el 13 de agosto próximo.

Una táctica idéntica ha empleado en la sección de baloncesto, apresurándose a comprar por las bravas un jugador de la Penya, Joel Parra, e iniciar una puja por los hermanos Henangómez, cortados en la NBA, tras el portazo del escolta del Partizan Kevin Punter. El problema para Laporta radica en que, por ahora, no hay acuerdo para la rescisión de contrato con Mirotic, que será cara y complicada, pues el jugador aún puede exigir el cobro de los dos años de contrato que tiene firmados o una buena parte del salario comprometido. De nuevo, el problema por delante de la solución para diluir como se pueda el mal rollo actual con la afición del Palau.

Por último, se han hecho públicos los resultados absolutamente favorables a la gestión de la junta de una encuesta a 3.000 socios que, en un 52%, puntúan entre notable y excelente la gestión de la Junta y valoran como positiva la adjudicación de la obra del Espai Barça, con una puntuación de 6,07 sobre 10. La aprobación general es el del 80%. Las entrevistas fueron realizadas entre el 26 de abril y el 5 de mayo, cuando el Barça le sacaba 14 puntos al Madrid y quedaban 15 por jugar. Uno de los resultados de la encuesta asegura también que, por parte de los abonados, “la intención de renovación del abono es altísima (entre el 76,1% y el 87,8%)”, lo que se habría traducido en al menos 65.000 socios abonados para el Lluís Companys la próxima temporada. Después de casi dos meses largos de marear la perdiz y haber rebajado a la mitad el precio de salida, el total de los socios que han confirmado esa intención de seguir manteniendo su localidad en Montjuic ha sido de 16.864; o sea, de 50.000 menos. Cabe preguntarse hasta qué punto son del todo fiables según qué resultados del Observatori Blaugrana que, además, cuesta un dineral porque lo realiza una empresa externa.

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