Trias(Junts) no debe ser alcalde de Barcelona

Espero no marearles mucho con números y porcentajes.

Xavier Trias no debe ser (no es simple pensamiento desiderativo, aunque también) el nuevo alcalde de Barcelona. Por razones básicas de democracia y representatividad en el sentido extendido y usual de estos términos.

De hecho, su candidatura ha sido un ejemplo claro de engaño, de estafa política. Trias y su equipo han ocultado las siglas del partido por el que se presentaba (Junts), nada ha dicho nada sobre el asunto del secesionismo, y, sin embargo, en la fiesta de celebración de su resultado, podía vérsele al lado de Jordi Turull y Laura Borràs, que en la mañana de este martes 30 han vuelto hablar del punto básico y esencial de su programa (que es también el de Trias, aunque lo oculte): levantar un muro-Estado que separe a su Cataluña del resto de España.

Socioeconómicamente, innecesario es decirlo, Trias representa más o menos lo mismo que Almeida y Ayuso en Madrid: los poderes empresariales, las clases más adineradas, la cultura del coche, la inactividad frente al cambio climático, los “disparates” y la prepotencia de clase. La Barcelona rica, consistentemente, se ha volcado en él. Trias ha sido el más votado en los 10 barrios con rentas más altas de la ciudad y sólo fue superado en 3 de los 24 barrios con rentas por encima de la media de la ciudad. Ha sido la lista más votada en 99 de las 100 secciones censales más ricas. Por el contrario, en los 49 barrios barceloneses con rentas por debajo de la media obtuvo resultados por debajo del global y en 9 de aquellos, con rentas más bajas, apenas obtuvo la mitad del apoyo que logró en la media de la ciudad.

Las razones (numéricas, de representatividad) a las que aludía por las que Trias-Junts no debería ser, no debe ser alcalde de Barcelona:

  1. Redondeando, la abstención (más votos nulos y en blanco) en Barcelona ha alcanzado el 40% (el 34% en 2019; 6 puntos más ahora, un 17% más): 450.000 ciudadanos han tomado esas opciones. Los votos emitidos han sido 671.880.
  2. Trias-Junts ha obtenido 149.235 votos, el 22,42% de los votos (¡y el 13,5% del censo barcelonés!).
  3. Usemos ahora dos criterios: derecha y nacionalismo:

3.1. Sumado los votos de Junts con las otras derechas (PP: 61.355 y VOX: 37.937) que han superado la (injusta por elevada) frontera del 5% (las fuerzas por menor porcentaje suman aproximadamente el 11% de los votos emitidos en el caso de Barcelona) representan el 37,33% (muy lejos del 50%).

3.2. Sumando los votos de Trias-Junts de las otras fuerzas secesionistas (ERC: 74.720, 11,22%; la CUP no ha alcanzado el 5%, se ha quedado en el 3,8%) representan en 33,54% de los votos emitidos (sumando los de la CUP, 37,3%).

  1. Por el contrario, la suma de los votos del PSC (131.735, 19,79%, unos 7 mil votos menos que en 2019) y Comuns (131.594, 19,77%, unos 25 mil votos menos) suman el 39,54%.

4.1. Más que Trias y sus alianzas en los dos casos considerados.

  1. Si sumamos los votos del PSC, Comuns y ERC se supera el 50% (50,78%), unos 24 regidores en total.
  2. La opción Junts-PSC suma ciertamente 21 regidores, mayoría absoluta (y algo más del 42% de los votos emitidos), pero no hay duda que una nueva socioconvergencia (algunos analistas hablan de ella) no representaría el espíritu de los resultados de la votación del pasado domingo. Los ciudadanos no han votado la vuelta al pasado.

En síntesis: un candidato con el 22,42% de los votos emitidos (¡y el 13,5% del censo!) no debe ser alcalde, no puede aspirar (más allá de normas sobre la lista más votada) a la alcaldía de una ciudad que está lejos, muy lejos, de haberle apoyado mayoritariamente, digan lo que digan Trias, Junts y “la gente rica” de una ciudad que cada día que pasa quieren que se aleje más de sus buenos momentos democráticos y ecosocialistas (ecosocialistas y democráticos en serio).

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