España es el país del mundo con más ingesta de sustancias ansiolítiques y sedantes

La pastilla se ha normalizado para resolver el malestar emocional

La preocupación, la irritabilidad, las dificultades para dormir y la ansiedad han crecido en el último año entre las familias, según el XII Barómetro de la Familia, que elabora la Confederación de Salud Mental de España. Las dificultades económicas son la causa principal de este malestar emocional, y la población ha intentado abordar el aumento de la ansiedad con ayuda psicológica o psiquiátrica, o bien consumiendo algún ansiolítico. Según el Barómetro, la opción que más ha aumentado en el último año ha sido el uso del ansiolítico, y el grupo de edad de 18 a 29 años donde se registra el incremento más grande. La encuesta de la Confederación de Salud Mental confirma que un gran número de la población utiliza el fármaco, como primera opción, para poder hacer frente a situaciones cotidianas preocupantes o angustiosas.

Según datos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), España es el país del mundo que más consume benzodiacepinas, un medicamento que se receta por su efecto ansiolítico, hipnótico y relajante muscular. El año 2020 se consumieron en España 110 dosis diarias por cada mil habitantes, cuando países como Portugal o Bélgica están por debajo de las 90 dosis diarias. Alemania es el país más alejado a la realidad española, con un consumo de benzodiacepinas del 0,04, una cifra 2.750 veces inferior a la nuestra.

A pesar de que la pandemia y la situación económica han incidido en un consumo más alto de ansiolíticos, hipnóticos y sedantes, la realidad es que su uso crece de manera significativa desde hace años. Datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios evidencian que el consumo de ansiolíticos se ha doblado en la última década, con un crecimiento muy importante entre los años 2019 y 2022. El consumo de hipnóticos y sedantes también registra un crecimiento sostenido desde 2012 hasta la actualidad. En cuanto a los principios activos más consumidos según la Agencia, el Lorazepam, el Lormetazepam y el Alprazolam lideran el ranking de los psicofármacos.

En declaraciones a EL TRIANGLE, la presidenta de la Asociación Catalana de Psicólogos Clínicos y Residentes (ACAPIR), Paola Punsoda Puche, manifiesta que “se ha normalizado mucho a nuestro país el tratamiento farmacológico. Tengo un malestar emocional y la solución es un fármaco. Pero, esto no pasa con la pastilla, se mantiene la ansiedad, y no se resuelve el problema”. Por Paola Punsoda, nuestra sociedad tiende a evitar el malestar emocional, y esto no es real porque las personas se tienen que poder sentir tristes o ansiosas. “La tendencia a evitar el malestar no es nada saludable”, según la psicóloga clínica. Y son, precisamente, las mujeres las que más sufren esta sintomatología.

Según Punsoda, “las mujeres manifestamos el malestar de manera diferente que los hombres. Ellas lo hacen a través de la ansiedad o la depresión, mientras que los hombres tienden a abordar estos problemas a través del alcohol u otras opciones”. “Tenemos mucho que hacer para cambiar esta situación y hay que acompañar más las familias y ser una sociedad más cooperativa y más solidaria”, manifiesta la psicóloga clínica.

Es por este motivo que la primera opción ante unos primeros síntomas de ansiedad es buscar ayuda profesional. Se trata de aprender a buscar estrategias propias para autorregularse y poder aguantar un nivel de ansiedad durante un tiempo, y despacio acabará bajando. “Afrontas los miedos de forma progresiva y van disminuyendo”, según la experiencia de Paola Punsoda. Si se aprende a identificar las señales cuando llega un momento de ansiedad, se puede conseguir una autoregulación emocional y un discurso interno de contención emocional. Como profesional de la psicología, defiende que “siempre es mejor sin fármaco, para evitar el mensaje de ‘yo no puedo’ o ‘esto es demasiado para mí’. No es cierto. Siempre se puede y podamos con la ansiedad”.

La directora de la farmacia Torreblanca de Sant Joan Despí, Rosa Puig, también considera que es “importante que a cada estadio de la persona, esta pueda estar acompañada del profesional que corresponde. En el primer estadio de la ansiedad, se puede avanzar con psicoterapia y también con terapias naturales antes de llegar a los ansiolíticos”. En caso de necesitar este apoyo químico, Rosa Puig alerta que este tipo de fármacos se tienen que pautar muy bien y se tienen que despautar con mucho cuidado. “No es como un antibiótico”, que se puede dejar de golpe, destaca.

El tiempo de prescripción también es un elemento relevante, porque hay que hacer una revisión profesional cada tres o seis meses y ver si se puede reducir la dosis, ir eliminándola o bien volver a terapias menos químicas como la fitoterapia o los complementos alimentarios. Entre los productos alternativos, la farmacéutica Rosa Puig destaca los aminoácidos como el triptófano, con efecto tranquilizante y antidepresivo; la planta ashwagandha, que es eficaz para bajar el estrés, o bien otros plantas como la valeriana, la passiflora o la amapola de California.

Es cierto que, en un primer nivel, el acompañamiento que se puede hacer desde las farmacias puede ayudar mucho la persona con malestar emocional. Pero, “cuando el síntoma persiste o sube el escalón, hay que ir al médico para valorar la prescripción de los ansiolíticos durante cierto tiempo”, como indica Rosa Puig. “Suerte tenemos, porque toda la familia de psicofármacos ha salvado vidas en situaciones límite, como pueden ser los suicidios. Puedes salvar estas vidas con un buen seguimiento psiquiátrico y un buen acompañamiento en la farmacología. Se trata de analizar profesionalmente caso por caso para que la persona gane salud”, añade.

PODÉIS LEER El ARTÍCULO COMPLETO EN EL TRIANGLE, EN LA EDICIÓN EN PAPEL N.º 1.533

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