Jaume Llopis desmonta la fantasía laportista y provoca la reacción ignorante del entorno

Sorprendentemente, pudo salir en TV3 a destrozar con argumentos y datos incontestables la gestión económica y la inevitable conversión del Barça en SA si se firma la financiación del Espai Barça

Jaume Llopis

La irrupción en el panorama mediático de Jaume Llopis ha puesto de relieve el único argumento que le queda al entorno laportista en respuesta a cualquier postura analítica discrepante o alejada del discurso corporativo y oficial: el insulto, la descalificación y la falta de respeto.

Una reacción preocupante que demuestra hasta qué punto se ha degradado con el paso de los meses ese aparato que sostiene y vitorea a Joan Laporta, recalcitrante y endogámico, integrado por su servil y entregada junta -invisible, de hecho, en la toma de decisiones-, por su núcleo duro interfamiliar -en el que vive encerrado, aislado de la realidad-, y por un aparato de comunicación que realmente controla el 99% de los medios barcelonistas y de las redes sociales.

El volumen de agravios y desconsideraciones recibidos por este socio, Jaume Llopis, al que se le ocurrió aceptar la invitación de TV3 para comentar la trágica situación económica del Barça de Laporta, ha sido de una dimensión intolerable y de un nivel alarmante de odio, ofensa y de ataques feroces y desalmados, simplemente por elaborar un discurso coherente, didáctico y especialmente documentado.

Llopis no hizo más que aludir correctamente, sin entrar en calificativos ni juicios, a un estado económico y financiero que «es mucho peor que el desastroso dejado por Bartomeu», añadiendo su certeza de que, en muy pocos años, «el Barça se convertirá en Sociedad Anónima» porque, según conjeturó, si a la deuda actual se añade la del Espai Barça, «superará el propio valor del club, no le podrá hacer frente y los acreedores se lo quedarán a cambio de una capitalización accionarial inevitable».

Para el exdirectivo de Joan Gaspart y exmiembro de la Comissió del Espai Barça con Joan Laporta, «el déficit ordinario de 200 millones exigiría paralizar el proyecto a la espera de tiempos mejores y aplicar una política de austeridad en todos los órdenes, sobre todo en fichajes y salarios, fichar un crack como Lewandowski y el resto apoyarnos en la cantera, aunque esto es difícil cuando la directiva cena cada día en los restaurantes más caros y el staff ejecutivo crece en número y retribuciones muy por encima de la que debiera». Y puso un ejemplo: «Antes había trece miembros en el comité de dirección, a una media de 290.000 euros anuales, luego pasamos a diecisiete y ahora son más de veintidós a una media de 360.000 euros. Por comparar, en la SEAT, que factura muchísimo más que el FC Barcelona, el staff es de siete altos ejecutivos y de dieciséis el de la Nestlé, una multinacional internacional de enorme magnitud».

Puso especial hincapié en la «absoluta falta de transparencia, pues no conocemos ni los acuerdos reales con Spotify, apenas nada de la financiación del Espai Barça, aunque me temo que los bancos y los inversores van a salir muy beneficiados, y no se ha explicado por qué la sociedad creada con Sixth Street por los derechos de televisión de la Liga, Locksley Invest, el Barça es minoritaria con un 49%… ¿Quién autorizó crearla y por qué no tenemos el control?». A su modo de ver, sin entrar en muchos detalles, «El Madrid acabará controlando el Barça».

Agotadas las palancas «para usarlas en fichajes, sólo nos pueden servir para mejorar el balance si vendemos BLM», Jaume Llopis no contempla recursos ni diligencia por parte de la directiva de Laporta para reconducir la situación actual, a su modo de ver irreversible y agudizada por el traslado a Montjuïc.

La guinda la puso sobre Limak, con una visión bastante pesimista sobre el cumplimiento de los plazos y de sus presupuestos, explicando que el Puerto de Barcelona había rechazado una propuesta de la constructora turca para alojar en un barco, tipo Piolín, a 1.200 trabajadores de aquel país que piensa contratar para las obras del estadio, «es decir, que no cuenta con trabajadores de aquí».

En ese océano del coro mediático laportista dominante, que canta las alabanzas del presidente llenando todos los rincones del entorno social azulgrana, el discurso de Jaume Llopis, especialmente al día de los entresijos del Espai Barça, desmontó esa ficción orquestada desde el poder que el barcelonismo tiene como realidad. «Yo estuve en la comisión y lo dejé a los nueve meses. Antes se fue quien estaba al mando, Ramon Rodríguez, y luego se desmarcó del tema Jaume Llauradó, que se dedica a la construcción. ¿Y saben a quién ha fichado para su empresa? Pues a Ramon Rodríguez… Será por algo», dijo.

Habrá que ver si en el espacio Onze de la televisión catalana, donde le dieron la palabra a Llopis, llegan las represalias que de buena gana aplicaría uno de los directivos de Laporta, Mike Camps, campeón destacado de entre los indocumentados directivos a los que Laporta puso a defender su jardín desde que volvió al palco. «Caray… seguro que es una voz muuuuy autorizada para hablar del tema, muchas felicidades @OnzeTv3 y @esport3 siempre al frente de la noticia… ¿Qué cargo y autoridad habéis dicho que tiene este señor para hablar y opinar sobre este tema? Es que en ese corte no sale…», ha tuiteado.

Un vulgar e ignorante comentario de quien, para empezar, debería mostrar el mínimo respeto a un socio con más de 70 años de antigüedad y senador del club que siempre ha exhibido sensibilidad, preocupación e interés por la gestión del club, en su momento como opositor a Josep Lluís Núñez, luego siendo tres meses directivo de Joan Gaspart y, antes de conocerlo de cerca y de verdad, directivo con el propio Laporta durante nueve meses en la Comisión del Espai Barça.

Mike Camps se preguntó, despectivamente, quién era ese enemigo al que daba voz la televisión catalana -sin duda en un error y un acto de irresponsabilidad, según su corto radar social-, sin hacer una sencilla consulta digital que, con un solo clic, le habría aclarado quién es este reputado profesor de Estrategia de IESE, exdirector general de Nestlé y exCEO de Grupo Borges, entre otros numerosos y acreditados cargos ejecutivos, doctor cum laude en Economía y Empresa por la Universidad Ramon Llull y académico numerario de la Real Academia Europea de Doctores, entre otros destacados méritos académicos.

Sólo Toni Freixa, excandidato a la presidencia, salió a poner un poco de orden y de claridad -eso sí, en solitario-, frente a este entorno laportista fanatizado, hostil y vengativo contra quienes no siguen el credo de callar, aplaudir y vivir alienado: «Si lo que dice Jaume Llopis no es verdad, hay que rebatirlo con datos (él los ha aportado), no con insultos».

Por desgracia para el club azulgrana, nadie desde dentro puede refutar sus reflexiones si no es mintiendo sin medida, como lo hace Laporta cuando repite su mantra más recurrente: «Hemos salvado el Barça económicamente».

En su intento por evitar lo que parece inevitable, envió un SOS a los socios y al entorno del club en forma de carta pública recogida por La Vanguardia: «Cuando quizás todavía podríamos enderezar la situación, los socios y simpatizantes y las personalidades catalanas con poder e influencia están callados, sin hacer nada, asistiendo al fin de una entidad emblemática. Una gran decepción y tristeza. Jaume Llopis. Socio 890 y senador del FC Barcelona».

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