Laporta pide a Kroll que pase a ser secreto el ‘rating’ del Espai Barça

La agencia de calificación ha emitido una nota informando de esta solicitud expresa de la junta, que alimenta los temores del descenso de la calificación a bono basura a causa del caso Negreira

Joan Laporta

Joan Laporta y su equipo económico presumen de tener atada y bien atada la financiación del Espai Barça. Básicamente, en la forma y las condiciones hechas públicas en su día mediante los documentos elaborados por la agencia Kroll Bond Rating Agency (KBRT), contemplando 1.500 millones de euros para el conjunto de la obra, obtenidos mediante bonos corporativos y créditos bancarios directos.

Según informaciones de fuentes próximas a la operación, el anuncio se demora porque desde el club tratan de aumentar a 300 millones el volumen de los préstamos bancarios y reducir así a 1.200 millones la principal fuente de ingresos para pagar a Limak, que tiene acordada y comprometida con Laporta la firma de un plan de pagos de los 965 millones de la obra principal antes del 31 de marzo. En caso contrario, podría ocurrir que la licitación se considerase desierta y hubiera que comenzar de nuevo el proceso.

Sobre esta débil luz otra sombra se ha apoderado del futuro del Espai Barça como consecuencia de una escueta nota de la agencia de rating Kroll en la que informa del deseo del FC Barcelona ocultar la calificación de la deuda para que no sea conocida. Kroll ha precisado que esta medida ha sido una petición de Laporta de forma que, a partir de ahora, en vez de ser público, el rating pasa a ser “no publicada”. Kroll define la medida como «una calificación crediticia de una entidad, emisor u obligación del emisor que no está publicada, es confidencial y está supervisada».

Expertos de los medios de comunicación económicos no han podido obtener de fuentes azulgrana una aclaración sobre las causas de esta ocultación. A la pregunta de si se debe a que Kroll aplicará una nueva rebaja del rating, tras la que ya se produjo el pasado 26 de febrero (de BBB+ a BBB), no ha habido respuesta ni tampoco una negativa.

El principal cambio registrado ha sido reducir el montante de la titulización del Camp Nou a 1.300 millones en lugar de los 1.500 millones iniciales para dar entrada a los bancos dispuestos a prestar dinero a un determinado tipo de interés sin más intermediación. Siempre se había especulado con que Caixa Bank y Banc de Sabadell podían entrar en ese juego, pues de hecho formaban parte del plan original de financiación cuando la obra total, incluido el Palau Blaugrana, ascendía a 800 millones, una dimensión que fue calificada de escandalosa y fue agresivamente criticada por la misma prensa que ahora aplaude y considera cabalmente razonable gastar 1.500 millones en el proyecto dejando fuera el Palau Blaugrana.

En las últimas horas han circulado informaciones sobre la posibilidad de que el crédito bancario ordinario crezca hasta los 300 millones, de los cuales 200 millones serían aportados por entidades locales y el resto, 100 millones, por Bank of America.

Desde luego tiene sentido que Caixa Bank, especialmente, acabe formando parte del tinglado porque, además de ser patrocinador, posee ciertas atribuciones a la hora de permitir o impedir que otro tipo de dinero, como el de las criptomonedas, acabe financiando algún activo del club.

El giro de Laporta hacia ese tipo de financiación mixta y la maniobra de poner bajo secreto el rating definitivo de la operación sugieren que, efectivamente, la calificación podría bajar hasta el tipo BB+, que se consideraría directamente bono basura o especulativo, dificultando de este modo la colocación de dicha emisión.

El principal efecto de esta degradación de la deuda para Laporta supone que para conseguir el dinero habrá de conceder un tipo de interés mayor y quién sabe qué tipo de garantías sobre ese capital a devolver con unos márgenes imposibles de cumplir.

Se especula también con que Laporta puede haber cedido incluso los terrenos propiedad del club en Les Corts, o bien una parte de la propiedad, que comportaría la gestión patrimonial efectiva de un tercero, reduciendo la intervención de la junta directiva a un mero formalismo y por supuesto a prácticamente cero el peso social.

La urgencia que ahora mismo soporta Laporta para sacar delante de forma prioritaria su plan Limak choca con una realidad que, tozudamente, le está enviando continuos mensajes para que aborte el Espai Barça a la vista de las enormes dificultades que plantea en este momento.

No ayuda la tormenta bancaria del momento y mucho menos la crisis reputacional del Barça de Laporta como consecuencia del caso Negreira, que amenaza con un proceso penal largo y tortuoso, y quién sabe si con una inminente expulsión del club azulgrana de las competiciones europeas por un año.

Los temores y la incertidumbre aumentan con el paso de los días debido a las confidencias periodísticas que continuamente parecen reforzar las tesis de la acusación por parte de la Fiscalía, mientras Laporta sigue escondido y sin dar una solo esclarecimiento alimentando el victimismo y permanentemente aludiendo a una conspiración mundial en su contra.

El silencio del propio presidente hacia sus socios se incrementa en la misma proporción que la actualidad exige más y más explicaciones por su parte. A los muchos secretos de Laporta para con los socios ahora se suma esta ocultación del rating del Espai Barça que, seguro, no se corresponde con ninguna buena noticia para el club.

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