El concepto de «grupo objetivamente identificable» (popularizado en las redes con el acrónimo GOI), presente en la reciente resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) que afecta al futuro del expresidente de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont.
En concreto, el TJUE establece que la justicia de un estado miembro de la UE puede rechazar una orden europea de detención si la justicia del estado emisor presenta deficiencias generalizadas contra un grupo objetivamente identificable al que pertenezca la persona reclamada.
La clave radica en que este sector del independentismo espera que la justicia belga considerará que el concepto de GOI ampara, de acuerdo con los intereses puigdemontistas, su denuncia de persecución a una «minoría nacional» y que, por tanto , proporciona una protección al expresidente catalán que aboca al fracaso futuras euroórdenes cursadas por Pablo Llarena, el juez instructor del caso del procés en el Tribunal Supremo.
Un buen puñado de figuras procesistas de Junts y su órbita ha proclamado en pocas horas que integran un GOI, entre ellos el secretario general del partido, Jordi Turull, el cantautor y exdiputado Lluís Llach, el jefe de la oficina de Puigdemont, Josep Lluís Alay, y el ex delegado de la Generalitat en Madrid Gorka Knörr.
«Sí, soy un GOI. ¿Y cuántos Gois somos? Más de dos millones trescientos mil, lo sentenciamos el uno de octubre», ha afirmado con entusiasmo Llach. El economista Xavier Sala-i-Martin ha bromeado preguntando cuándo debería celebrarse el «día del orgullo GOI».
El propio Puigdemont ha publicado en Twitter argumentos como este: «Quien más ha hecho para identificarnos objetivamente fue el rey español en el discurso del 3 de octubre, cuando ordena nuestra persecución colectiva. Somos los «ellos» del «¡a por ellos!», los «lacis». Somos quienes, cuando hablamos en catalán, nos insultan».
Esta interpretación difusa de la que significa GOI, por cierto, podría perjudicar el reconocimiento de la «minoría nacional» que promueven Puigdemont y los suyos, ya que no se refiere a todos los catalanes, sino que considera más bien que los perseguidos son los independentistas, los autodeterministas o los catalanohablantes.
