El escándalo Emre Demir destapa el pacto entre Laporta y Tutumlu

Fichado por 2 millones y con 400 millones de cláusula, la operación pacificó la tormentosa relación con el agente que denunció a Laporta por cobrar 10’5 millones de Uzbekistán

Emre Demir

En medio de una de esas coyunturas mediáticas tan bien y tan oportunamente aprovechadas por la junta de Joan Laporta, entre el empate ante el Espanyol, la conquista de la Supercopa, el ruido por la licitación de las obras del Camp Nou y un informe delos Mossos -otro más, al servicio de la agitación mediática y del entorno-, ha pasado casi desapercibido el caso de Emre Demir, un futbolista turco que llegó al Camp Nou envuelto en grandes expectativas, muy joven, al poco del regreso de Joan Laporta a la presidencia en la primavera de 2021.

La noticia filtrada a la prensa amiga la semana pasada apuntaba que los servicios técnicos le habían comunicado al jugador que empezase a buscarse equipo porque no iba a seguir en la nómina del filial, a donde fue a parar tras su aterrizaje. Allí ha permanecido absolutamente en el olvido sin que ninguno de sus dos entrenadores, Sergi Barjuan y Rafa Márquez, se hayan decidido por darle apenas oportunidades ni continuidad. Esta temporada ha aparecido como suplente en dos partidos para completar un total de 24 minutos.

Sin duda un balance pobre para un futbolista que fue adquirido por dos millones de euros procedente del Kayserispor turco. Según los informes deslizados en aquel momento, el centrocampista zurdo destacaba por su buena llegada y selecto toque de balón, aunque no hubiera acabado de confirmar en su país las grandes expectativas que despertó su debut en la primera división turca con 15 años, donde jugó once partidos en la temporada 19/20 y 14 en la 20/21. Luego su estrella se fue apagando hasta que el Barça, súbitamente interesado por el futbolista, pagó por él una cantidad del todo exagerada y fuera de mercado.

Tanto es así que la propia prensa laportista, en su afán y obsesión por conjeturar frívola e irresponsablemente a favor del régimen, ha protagonizado una primera reacción acusando a la junta anterior de Josep Maria Bartomeu de otro exceso y abuso en el fichaje de este futbolista, al que se le ha comunicado que sus servicios son del todo prescindibles. La realidad, sin embargo, es que Emre Demir fue prácticamente el primer fichaje decidido por Joan Laporta cuando no había aterrizado apenas en las oficinas y, mucho menos, reformado o reestructurado el fútbol base. La operación, se dijo en aquel momento, fue el resultado de una audaz decisión para adelantarse al resto de los clubs interesados en la joven perla turca.

Hoy se sabe que todo ese montaje mediático era sólo eso, cosmética y apariencia, y que el interés de Laporta era desactivar a un enemigo declarado como Bayram Tutumlu, el agente de futbolistas que estaba detrás de todo ese movimiento y que años atrás había denunciado a Laporta por haberlo apartado de los negocios de Laporta con Uzbekistan. Su reclamación se basaba en que fue él quien organizó en Barcelona una comida entre Laporta y el presidente de Zeromax, Miradil Djalalov. Aunque el fallo sobre la demanda fue desestimatorio, sí que quedó demostrado que Zeromax realizó un pago a favor de Laporta de 10,5 millones «por la prestación de servicios de consultaría empresarial durante tres años”.

Desde entonces, Laporta y su entorno no han dejado de sentirse intensamente presionados por el desgaste reputacional que Tutumlu ha ido ejerciendo en los foros barcelonistas, futbolísticos, económicos y financieros catalanes sobre la figura del actual presidente del FC Barcelona. Ese mismo entorno entendió que el fichaje del joven turco serviría, como así ha sido, para disminuir, hasta prácticamente hacer desaparecer, esa tensión entre ambos, desde luego más aguda y unidireccional de Tutumlu hacia Laporta.

Formalizada la operación desde hace casi dos años, aunque el jugador no se incorporó a la disciplina barcelonista hasta la pretemporada 2021-22, y sostenida su permanencia en el filial azulgrana hasta la fecha, Laporta considera cumplida sobradamente su parte del trato, que, en definitiva, no era otra que inflar el valor de mercado y de los informes para justificar el pago de esos dos millones (más variables) por el traspaso, y haberle y firmado una cláusula de libertad de 400 millones. Un blindaje insensato y delirante si se compara con el primer contrato de Pedri, con una cláusula de 30 millones y un precio de compra al Las Palmas de 5 millones, o con el de Gavi, que aún hoy arrastra una cláusula de 50 millones porque Laporta no ha conseguido el dinero suficiente para que su nuevo contrato profesional tenga validez ante LaLiga.

Laporta se enfrenta al mismo problema con la ampliación de contrato de Araujo, inválido por falta de margen salarial, que en su día costó 5 millones con todas las variables, con una primera cláusula de 100 millones que subió a 200 millones cuando ascendió al primer equipo. Araujo, no obstante, ya llegó al Barça con cierto cartel como capitán de la selección Sub-20 de Uruguay.

Las comparaciones con Emre Demir -2 millones de coste y 400 millones de cláusula- resultan bochornosas, pues a más cláusula, mejores condiciones de contrato y más comisión para su agente. Emre Demir firmó hasta el 30 de junio de 2027, lo que significa que le quedan aún tres años de contrato con el FC Barcelona a sus 19 años recién cumplidos.

La prensa amiga del laportismo empezó denunciando esta escandalosa situación, precedente de la pasión turca de Laporta desatada ahora a favor de la constructora Limak Construction, hasta que se dio de bruces con la realidad, pues la especulación que relacionaba el fichaje con la anterior junta era del todo falsa e inexacta. Se ha hecho el silencio desde entonces.

Por cierto que, sólo es una casualidad, Emre Demir nació en Mersin (2004), la ciudad donde Limak Construction levantó el único estadio que ha construido en 2013.

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