¿Por qué el Palau Blaugrana está cada día más condenado a desaparecer?

Por culpa de las palancas se han disparado las fantasías patrimoniales no sólo de Joan Laporta y de los suyos, que ya habían anticipado la venta de BLM para esta temporada, sino también la del resto de ese entorno del poder barcelonista que realmente asume la conversión en sociedad anónima como algo inevitable cada vez más a corto plazo.

El escritor Roger Vinton acaba de publicar en el digital Via Empresa un extenso artículo sobre la delicada situación económica del club, que radiografía casi como terminal, donde plantea su propia elucubración sobre esos juegos de Monopoly que se ha inventado Laporta. “¿Por cierto, -sugiere el escritor- teniendo en cuenta la situación crítica del Barça, no resultaría posible estudiar una recalificación de los terrenos del Miniestadi para destinarlos a promoción inmobiliaria y así cancelar parte de la deuda que nos asfixia? Y es que el tabú de la venta de patrimonio ya se ha agrietado cuando el club ha decidido vender el 49% de algunas sociedades que hasta ahora le pertenecían en exclusiva”.

Una reflexión que en el caso de Laporta suena a cartucho quemado porque, precisamente, la modificación urbanística propuesta y aprobada en su día sobre el proyecto Foster sostenía la financiación de la obra del nuevo Camp Nou sobre una licencia de uso residencial de esa parcela que generaba la llegada de miles de nuevas familias a Les Corts, una parte en forma de vivienda social.

No sólo estuvo sobre la mesa. El plan de Laporta superó todos los trámites urbanísticos y siguió adelante pese a la oposición vecinal y el sentido común que, por las circunstancias del mercado inmobiliario, desaconsejaban ese camino.

Lo que Roger Vinton apunta no es ninguna utopía, pues hay incluso voces del entorno laportista que sugieren, dentro del traslado a Montjuïc, una situación de menos provisionalidad de lo que parece, sobre todo para el futuro del Palau Blaugrana, que cada día parece más condenado a desaparecer, arrastrando a la desaparición a algunas de las secciones menores. En ese caso, el terreno del Miniestadi dejaría de tener una utilidad constructiva.

A Laporta se le hace la boca agua.

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