Joan Font entra en la lista Forbes, y la persecución sindical de Bon Preu, en el Parlament

El propietario de la cadena de supermercados figura como la 90a fortuna de España

Joan Font, president i director general de Bon Preu

Foto: @bonpreuesclat

Después del traumático estropicio protagonizado con su hermano y socio Josep, con quien partió peras en 2019, el empresario Joan Font se ha convertido en el amo y señor de la cadena de supermercados Bon Preu y Esclat, fundada en 1974 y que en 2021 alcanzó una facturación de 1.782 millones de euros. Esta separación ha permitido a Joan Font volar solo y, de este modo, entrar en la última lista Forbes, en el apartado correspondiente a España.

En concreto, figura en el lugar 90, con una fortuna personal estimada de 325 millones de euros. Muy lejos, sin embargo, del primer catalán que destaca en este ranking de los más ricos, el empresario textil Isak Andic, de la cadena Mango (1.900 millones) y del primer español, el fundador del imperio Zara, Amancio Ortega (con una riqueza calculada de 67.000 millones de euros).

Pero el brillo y el prestigio que ha ido acumulando Joan Font en su dilatada trayectoria –premio de honor Lluís Carulla, miembro del Consejo Asesor para la Transición Nacional, designado por Artur Mas, miembro de la candidatura independentista de la Cámara de Comercio de Barcelona…– contrasta con la tacañería con la cual trata a los 10.000 trabajadores de su grupo empresarial, en su gran mayoría mileuristas y gracias.

La empresa no tiene un convenio propio y se rige por el del sector de supermercados en Cataluña, actualmente en fase de negociación entre la patronal y los sindicatos UGT y CCOO. En cambio, otras cadenas, como Mercadona, tienen un convenio propio y esto hace que, en comparación con el grupo Bon Preu, sus trabajadores tengan unas condiciones salariales y laborales mucho mejores.

Mercadona ya ha subido los salarios un 6,5% para atrapar la escalada del IPC, mientras que el grupo de Joan Font solo ofrece un 3,5%. Además, el sindicato CGT denuncia que los empleados de Bon Preu cobran salarios diferentes en función de la ciudad donde trabajan y exige que se acabe esta discriminación.

El ambiente laboral está cargado, y esto ha desembocado en un acto insólito. El pasado día 22, la CUP ofreció el atril del Parlament a tres afiliados del sindicado independentista Intersindical-CSC, que relataron ante los periodistas las malas prácticas de Bon Preu, dirigida precisamente por un empresario que se proclama independentista. En concreto, denunciaron el despido fulminante de dos sindicalistas por el simple hecho de comunicar la creación de una sección de la Intersindical-CSC.

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