Laura Vilagrà dice en el Parlament que los ‘puta España’ y las burlas a los deportados catalanes en Mauthausen en TV3 son “cultura”

La consejera de Presidencia no considera que sean insultos y que "hay que entender el contexto, el momento, el buscar el choque, el punto de provocación y ser incisivos"

Laura Vilagrà, a la sessió de control del govern al Ple del Parlament del 21 de desembre

La consejera de Presidencia, Laura Vilagrà, considera que los gritos de ‘puta España’ que se lanzan en TV3 y Catalunya Ràdio o la broma que se hizo en el programa Zona Franca de TV3 sobre los deportados catalanes que murieron de hambre en el campo de ‘exterminio nazi de Mauthausen son “cultura”. Vilagrà hizo esta afirmación en las respuestas a las interpelaciones que le hicieron, ayer, la diputada Lorena Roldán (PP) y Alberto Tarradas (VOX) en la sesión de control al gobierno de la Generalitat que se celebró en el Parlament.

Roldán y Tarradas le preguntaron qué le parecía al gobierno que Joel Díaz empezara cada programa de Zona Franca gritando ‘bona nit i puta Espanya’, que no respetara ni la memoria de los miles de catalanes que murieron en el campo de exterminio de Mauthausen o el gag en el que tiraba por el suelo las cenizas de una bandera española que acaba esnifando una persona rapada que entraba en el plató y se marchaba gritando ‘Viva España’. También se refirieron al desprecio que mostraron la pasada temporada Lluís Jutglar (Peyu) y Jair Domínguez en el programa Bricoheroes de TV3 a colectivos como las personas trans, la comunidad gitana, los migrantes, las mujeres o la Guardia Civil.

Vilagrà dijo que los únicos límites que debe tener el humor en TV3 y Catalunya Ràdio es reírse de “las personas vulnerables”, meterse con la vida privada o utilizar fotos robadas. Justificó los insultos y gags denunciados por ambos diputados diciendo que se han producido en «monólogos o entrevistas de actualidad política y social de carácter humorístico» y que se hacen con «un código humorístico de tono controvertido, de sátira e ironía». «Pueden gustar o no, pero otra cosa es censurarlos», añadió. “No creo que sean insultos”, redondeó.

Acabó su última intervención diciendo que “tenemos que entender el contexto, el momento, el buscar el choque, el punto de provocación, ser incisivos. No hay que poner el grito en el cielo ni cuestionar a los profesionales. Cataluña es pionera en programas de humor. El humor es cultura y la televisión es cultura”.

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