De la roca de Sa Palomera, en Blanes, hasta la frontera con Francia, Portbou, encontramos una de las bellezas paisajísticas más importantes de Cataluña, la Costa Brava, a la vez que una riqueza en peligro, que hay que proteger. 200 kilómetros de litoral amenazados por la especulación inmobiliaria y una lucha titánica de las entidades ecologistas de la zona, que en 2018 crearon la plataforma SOS Costa Brava, y lo hicieron con el objetivo de proteger el litoral gerundense contra la fiebre del ladrillo.
Los ecologistas han detenido 15.000 viviendas nuevas en la Costa Brava, pero calculan que se prevén hacer otras 40.000. En una edición especial que se puede encontrar en el quiosco, EL TRIANGLE de esta semana detalla los principales casos que permanecen abiertos y la lucha de los ecologistas por intentar frenar la especulación inmobiliaria que sufre este territorio catalán.
