La presidenta suspendida del Parlament, Laura Borràs, asiste cada día de pleno al salón de sesiones con la intención de ser un recordatorio físico que ella sigue pensando que tendría que tener todos los derechos, a pesar de estar a las puertas del juicio. Así, como que no puede entrar en los escaños ni en los asientos de la mesa, la ubican en la tribuna de invitados, en el lugar donde sientan los expresidentes.
Desde allá observa, sonríe, asiente o hace fotos mientras el pleno sigue. Y en la última sesión, estando allá, se supo la absolución del expresidente del Parlament y consejero Roger Torrent y del resto de su mesa, acusada de desobediencia. Al explicarlo Alba Vergés desde el punto más presidencial de la cámara, toda la bancada del gobierno, ERC, CUP y Junts se levantaron para aplaudir y felicitar a Torrent. Los comunes se sumaron aplaudiendo, a pesar de que sin levantarse.
En las imágenes, pero, se ve a Borràs impertérrita, quieta, sin aplaudir o levantarse y ni siquiera sonreír. Las críticas por este momento le llovieron, especialmente en las redes sociales. Su entorno alega que el reglamento dice que el público no puede aplaudir. Y es cierto, pero el problema es que en ocasiones, ella y otras autoridades se lo han saltado sin ningún problema.
