Interdependencia y federalismo son el futuro

En Estados Unidos, el día de la independencia (4 de Julio) se celebra efusivamente con fuegos artificiales, los niños juegan, los adultos vestidos con camisetas blancas, rojas y azules hacen barbacoas al aire libre, los temas patrióticos inundan los canales de radio y TV y el presidente de turno hace un discurso conmemorativo. El 4 de julio de 1962, John F. Kennedy en su discurso del día de la independencia hizo algo inusual: instó a hacer una declaración de “interdependencia” con la entonces emergente Comunidad Económica Europea. Cinco años mas tarde, Martin Luther King en un sermón navideño dijo entre otras cosas “Todos los hombres estamos atrapados en una red de mutualidad de la que no podemos escapar”. Lógicamente Estados Unidos era y es un país federal por excelencia.

Cuando tras levantarse por la mañana tomamos una ducha, el agua se ha calentado con energía proveniente de lejanos países y el gel de baño contiene derivados del petróleo extraído a miles de kilómetros. Nuestro café proviene de algún lugar de Sudamérica o si tomamos té provendrá de algún rincón de Asia y los cereales de nuestra tostada probablemente provienen de países apartados. Nos desplazamos con vehículos fabricados parcial o totalmente en países distantes y lo mismo puede decirse de lo que vestimos, comemos y utilizamos ya sea en nuestros hogares o en los lugares de trabajo. Recientemente, hemos podido afrontar con éxito la pandemia de la covid19 gracias a mascarillas, vacunas y todo tipo de productos provenientes de países diversos y distantes.

El 17 de marzo de 2020, en la cumbre global de la Singularity University, se programó una charla sobre tecnologías genéticas y covid. Pero esa mañana, imprevisiblemente el ponente Jamie Metzl defendió la idea de que el problema estructural mundial que representaba la covid sólo podía resolverse con una respuesta global de unidad y solidaridad. Acto seguido, hizo un llamamiento a la ciudadanía mundial para que se uniesen para construir un futuro mejor. Tras toda una noche de cavilaciones, Jamie redactó y luego publicó en su web una Declaración de Interdependencia Global basada en los trabajos de Thomas Jefferson, Benjamin Barber y otros, y luego envió el enlace a su gran lista de correo electrónico personal. La respuesta fue tan rápida y potente que decidió convocar una reunión virtual global que se celebró el 1 de abril de 2020 a la que asistieron personas de diferentes orígenes y actividades de 23 países de los cinco continentes. Todos ellos, reconocieron que teníamos una responsabilidad compartida si queríamos arreglar este mundo que habíamos roto. Después de que Jamie describiera su visión del potencial de este movimiento, el grupo exploró los próximos pasos y desarrolló planes de acción enfocados para avanzar en una agenda común.

Ya nadie puede dudar que estamos ante unos grandes retos que nos afectan a todos los humanos: emergencia energética y climática, problemas bélicos, riesgos sanitarios, trabajos dignos para todos, justicia universal, etc. Afrontar esos retos individualmente a nivel de estado o sectores sociales, no es ni productivo ni eficaz, como sin duda puede serlo afrontarlos entre toda la social planetaria.

No tengo respuestas completas a ninguno de esos complejos desafíos. Sin embargo, sí que tengo (como muchos otros) un poderoso motivo para confiar en qué podremos encontrar respuestas y soluciones a esos formidables problemas: porque 7.700 millones de humanos, tenemos más puntos en común que diferencias y todos somos interdependientes los unos de los otros. La interdependencia de los demás y por tanto de otros países es lo que puede permitir que podamos resolver más fácilmente nuestras necesidades básicas de alimentación, confort y servicios. Desde el punto de vista político, no se conoce mejor manera de gestionar esa inevitable, necesaria y satisfactoria interdependencia que a través del federalismo. Una España federal podrá resolver nuestras tensiones territoriales. Una Europa federal nos hará mas fuertes y eficientes.

El federalismo es la única alternativa a una gestión política de esa interdependencia que sea justa, respetuosa con los hechos diferenciales y eficaz. El camino es empezar a construir una España Federal en una Europa Federal. De este modo un mundo solidario podrá evitar las catástrofes bélicas y ecológicas que nos acechan. Soy de los que piensa que sí aunamos nuestros corazones, mentes y esfuerzos, lo podemos conseguir.

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