Laporta oculta un préstamo inútil de 148,5 millones para fabricar una plusvalía artificial

A través de Locksley Invest (49 % propiedad del FC Barcelona y 51% de Sixth Street) tramitó un crédito que supondrá un sobrecoste de 100 millones en una operación que LaLiga no convalidó a efectos de ampliación del margen salarial

Joan Laporta

La letra pequeña de la primera palanca, la que procuró un ingreso de 519 millones por la venta del 25% de los derechos de televisión para los próximos 25 años, confirma las sospechas de opacidad, secretismo y embuste en la actuación de Joan Laporta. Los primeros detalles conocidos sobre esa plusvalía de 148,5 millones añadida, de la que el club informó en un comunicado tan escueto como incomprensible, revelan que se produjo como consecuencia de un doble préstamo amañado y oculto en una sociedad instrumental, Locksley Invest SL, en la que el Barça figura como accionista minoritario (49%).

Las informaciones al respecto, desveladas por el diario ARA, apuntan que ese préstamo concedido a un interés del 6%, en parte también para poder financiar el IVA de la ampliación de capital, puede acabar generando un coste de unos 100 millones al club.

La jugada, rocambolesca y delirante por parte de Laporta y de su equipo económico, consistió en aportar a Locksley Invest SL los derechos de TV o, mejor dicho, el anticipo del cobro de esos derechos ya cedidos a LaLiga, para luego ceder ese 25% a 25 años a Sixth Street y el Barça recuperarlos a partir del año 26 de ese contrato.

Por ese rescate, Locksley Invest SL solicitó un préstamo de 148,5 millones, una inyección que, a su vez, liquidó un beneficio directo contable de 667,5 millones en el balance del FC Barcelona, repartido en los ejercicios 2021-22 y 2022-23.

Naturalmente, alguien tendrá que devolver (Locksley Invest SL) ese préstamo con unos intereses altísimos del 6% y un coste aproximado de 100 millones (incluido el IVA). Parece claro que el pagador y beneficiario de esa compra, Sixth Street, la financiera americana recomendada por Florentino Pérez a Joan Laporta, estará exenta, pese a ser mayoritaria en la sociedad, de afrontar su devolución y que será el Barca quien apechugue con ese otro lastre que pesará como una losa insoportable y letal a sus finanzas a partir de que el 1 de julio de 2023, cuando ya no queden palancas que activar.

Con ese doble ingreso, 519 millones pagados por Sixth Street y 148,6 millones del préstamo que serán autofinanciados por el FC Barcelona a través de esa sociedad, Laporta pretendió tres objetivos imposibles: reducir a cero el patrimonio negativo de 451 millones, en buena parte generado por él mismo con el cierre demoníaco del ejercicio 2020-21; tapar el agujero de las pérdidas del ejercicio 2021-22, de aproximadamente 150 millones, y disponer de recursos para fichar a los Lewandowski, Raphiha y Koundé, los tres con diez millones comisiones de por medio cada uno.

La realidad ha sido un puñetazo en el hígado de las finanzas azulgrana, pues además de no alcanzar para todos esos objetivos, LaLiga no le ha aceptado esa plusvalía, por tratarse de un montaje y de una trampa contable sin ningún sentido. Dicho de otro modo, ese esfuerzo que conlleva haber de devolver un préstamo carísimo no habrá servido para nada, motivo por el cual Laporta hubo de activar inmediatamente la doble palanca de Barça Studios, de 200 millones, y aun así la inscripción final de Koundé fue un auténtico calvario y otro engaño, mientras seguían pendientes las ampliaciones de contrato de Araujo y de Gavi.

En cifras reales, sumados los 200 millones pagados por socios.com y por Orpheus Media (Jaume Roures) a los cambalaches con Sixth Street, Laporta se ha desprendido de ingresos a futuro y activos por un total de 867 millones, sin que esa barbaridad haya sido suficiente para ampliar el margen salarial de LaLiga, al menos lo bastante para hacerle hueco a unos 70 millones de la amortización y salarios correspondientes a los deslumbrantes fichajes del Barça de este verano. Con esa desaconsejable y nefasta política económica y financiera a corto, medio y largo plazo, el club pasó de ser el más endeudado y arruinado del mundo a ser el club que más dinero se ha gastado en el mercado en solo dos meses de frenéticas y compulsivas compras.

No hace tanto, a mediados de junio, el mismo presidente que ahora lidera el ranking europeo de los despropósitos económicos admitió la obligación inevitable de renunciar a Haaland porque “la economía que tenemos no está para locuras”. Menos mal.

El relato de estos meses debe conservarse intacto y registrarse con todos detalles para cuando llegue el momento de sopesar y analizar las consecuencias, entre ellas esa fórmula de darse beneficios, desesperada, a costa de un crédito que, como no podía ser de otro modo, Laporta se ha encargado de negar.

A la información del diario ARA, que resumió y sintetizó que el Barça ha recurrido a un préstamo para disimular que las palancas se han empleado en buena parte para ocultar más de 150 millones en pérdidas, solamente en el ejercicio recién cerrado, la ‘gestapo’ mediática de Laporta ha sido activada para desmentirlo. En lugar de hacer público un comunicado negando tal extremo, la estrategia ha consistido en hacer publicar a varios medios como Mundo Deportivo y Sport, con el refuerzo de las radios amigas y de sus influencers en la ‘nómina ideológica’ de las redes sociales, informaciones contraatacando lo revelado por el diario ARA. El colmo de la desinformación y de la burla mediática.

Laporta necesita esa otra versión para evitar que nadie se ponga a husmear en ese crédito que, ciertamente, no va aparecer en el en balance consolidado del club, pues ha sido Locksley Invest la sociedad firmante de esa petición. Laporta no lo hubiera podido plantear nominalmente bajo titularidad del club, por su cuantía superior al 10% de los ingresos, sin el permiso de una asamblea extraordinaria en la que debería haber explicado los motivos y la necesidad de una operación no solo discutible sino inequívocamente inútil y desacertada. Fue otra de las causas por las que el anterior auditor, Ernst & Young, salió corriendo.

Otra tropelía de una junta que camina desbocada hacia un colapso económico y financiero, pues además de no haber atacado el foco del desequilibrio presupuestario, sino aumentarlo, ahora empieza a esconder deudas que tarde o temprano habrá que afrontar, como esta de 148,5 millones, más intereses, tan absurda como indecente.

Y ya da igual que el balón entre o no, el club ya no tiene a día de hoy ninguna capacidad de recuperarse sin una financiación de un tercero que suplante la propiedad de los socios, sea en forma de sociedad anónima o de un modo encubierto.

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