Frustración independentista ante el poco recorrido de su ‘CatalanGate’

Los dirigentes políticos y sociales y los medios de comunicación que han impulsado esta campaña lamentan los pocos resultados conseguidos a pesar del esfuerzo, el tiempo y el dinero que le han dedicado

La campaña del CatalanGate, preparada durante más de año y medio por dirigentes independentistas, con gran dedicación de esfuerzos y dinero, ha tenido mucho menos impacto político y social del que esperaban sus promotores. Hace casi dos años, el sanedrín independentista formado por los líderes de Junts y ERC y las plataformas Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural encargó al laboratorio de tecnología y derechos humanos canadiense Citizen Lab que elaborara un informe sobre el espionaje con el software Pegasus que habían sufrido o creían haber sufrido algunos de ellos. Citizen Lab publicó el pasado 18 de abril este informe, bautizándolo como CatalanGate, el mismo nombre del portal que había creado la ANC tres meses antes, en el que se llegaba a la conclusión de que 65 líderes y partidarios de la independencia de Catalunya habían sido espiados con Pegasus y que todas las sospechas apuntaban a que los responsables de ese espionaje habían sido los servicios secretos españoles, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Los miembros del sanedrín confiaban en que esta maniobra reanimaría al movimiento independentista y les ayudaría en su tentativa de anular los procesos judiciales que tienen abiertos. Pero la realidad no ha sido la que ansia ban.

Los primeros en suavizar el tono de las exigencias de dimisiones y respuestas radicales fueron los dirigentes de ERC. Pese al anuncio de congelación de relaciones con el gobierno español realizado por el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, después de que la directora del CNI, Paz Esteban, confirmara que este centro le había espiado, ERC ha aceptado volver a la mesa de diálogo después de una reunión entre los presidentes de los dos gobiernos. Carles Puigdemont, desde Bélgica, y Laura Borràs y Jordi Turull, desde la nueva dirección de Junts, siguen exhibiendo el espantajo del CatalanGate para quemar las naves de las relaciones entre ambos gobiernos, sin mucha fortuna.

Dos de los medios digitales referencia del independentismo catalán no disimulan su frustración ante esta situación. «¿Cómo España ha neutralizado el CatalanGate en tres meses?», se preguntaba el Vilaweb de Vicent Partal. «¿Por qué se está tapando el espionaje de Pegasus?», se quejaba José Antich, en el editorial de su El Nacional, el pasado 18 de julio. Antich mantenía la ilusión de que el CatalanGate todavía tendrá un cierto recorrido como herramienta de movilización independentista y de desgaste del gobierno español. “Es importante que Citizen Lab dé tarde o temprano nuevas noticias de su investigación, puesto que al ser un organismo privado no está sometido al escrutinio de ningún gobierno. Consta que siguen trabajando después de la primera entrega de nombres y que sólo es cuestión de tiempo”, escribía en esta editorial.

Con más datos sobre la mesa o no, el caso es que el CatalanGate se ha desinflado, que el informe de Citizen Lab ha recibido numerosas críticas por la falta de rigor científico, que la Universidad de Toronto se resiste a que una comisión de investigación neutral analice los datos que han llevado el laboratorio canadiense a sus conclusiones y que la comisión de investigación del caso Pegasus que con tanto revuelo mediático presentaron las formaciones independentistas ha tardado dos meses y medio en nombrar presidente y no echará a andar, si lo hace, después de las vacaciones de verano.

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