Según la promotora, el proyecto consiste en crear una superilla verde con centros formativos, oficinas y rodeada de 1.450 viviendas con capacidad para 3.500 personas. La densidad de la zona obligará a construirlos hacia arriba, formando un tipo de fortificación que, a la práctica, convertirá el espacio en una superilla “de puertas hacia adentro” aseguran los vecinos.
Los edificios residenciales se levantarán en el paseo de La Habana y, com serán de una altura superior a los ya existentes, taparán completamente a los vecinos que viven al otro lado de la calle. La asociación Maquinista-Mercedes reclama reducir el número de pisos –300 menos– y las alturas de los edificios, porque argumenta que la zona no dispone de equipamientos suficientes –solo tiene una escuela– y que una cifra tan elevada de viviendas contribuiría a la masificación.
La promotora, sin embargo, dice que si no hace los 1.450 pisos no los sale a cuenta invertir en el proyecto y el consistorio, lejos de defender los intereses de los vecinos, ha llegado incluso a amenazarlos para dejar claro que la cifra de viviendas es inamovible. Los vecinos trasladaron a la teniente de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz, sus peticiones y ella, además de negarse a negociar el número de pisos, espetó a la asociación que si las viviendas no se pueden hacer dentro por reducción de edificabilidad, se harán fuera, en el parque de la Maquinista.
“Los vecinos nos pusimos muy nerviosos. El 2014 ya tuvimos problemas con este parque y finalmente conseguimos que no lo tocaran. Y ahora resulta que Sanz, que ya estaba en 2014 y que sabe cómo acabó el asunto, tiene el morro de decir que pondrá edificios en el parque”, explica Félix Calvo, miembro de la asociación. El alboroto causado llevó la jefa de Urbanismo a recular y, después de decir primero que el parque “no desaparecerá” –aclaración que no convenció a los vecinos– Sanz matizó que “no se tocará”. “Parece que ha recapacitado, pero no hay nada seguro, porque no tenemos ninguna información sobre el proyecto”, señala Calvo.
Secretisme entorn les dades econòmiques de l’acord
Para hacer posible el proyecto de la Mercedes, Conren Tramway ha tenido que pedir en el Ayuntamiento de Barcelona la recalificación del suelo, considerado terreno industrial, y, por lo tanto, la modificación del Plan General Metropolitano (PGM) de la zona. La recalificación incrementará notablemente el valor del suelo, así como los beneficios del promotor, hecho que no es ningún inconveniente siempre que las ganancias de la empresa sean proporcionales a las que obtendrán el barrio y la ciudad.
El problema, señalan los vecinos y los grupos de la oposición, es que la opacidad del consistorio y, concretamente, del área de Urbanismo que lidera Janet Sanz respecto al proyecto no permite saber si esta modificación del PGM será tan beneficiosa para el Ayuntamiento como para la promotora. A pesar de que ya han pasado 14 meses desde que el gobierno municipal anunció el proyecto, Sanz se resiste a ofrecer ningún dato económico sobre el acuerdo al cual se ha llegado con Conren Tramway y hace caso omiso a las reclamaciones de la asociación vecinal Maquinista-Mercedes y de la oposición. La teniente de alcaldía asegura que todos los datos serán públicos, pero no dice hasta cuando mantendrá el secretismo.
