Gerard Piqué acaba de ser cazado exhibiendo ese lado ambicioso y mercantilista, insaciable e impropio de alguien que sigue presumiendo de jugar casi gratis en el Barça. Según audios destapados por El Confidencial, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, y el central azulgrana pactaron dar un pelotazo con la venta de la Supercopa a una empresa de Arabia Saudí cuando, a finales de 2018, surgió la idea de convertir el torneo en una ‘final-four’ para aumentar el valor de sus derechos televisivos. Todo apunta a que la sociedad de Piqué, Kosmos, se acabó llevando una comisión de 6 millones.
De acuerdo con esta información, Rubiales dio su visto bueno al nuevo formato y autorizó a Piqué a sondear en secreto el mercado audiovisual, en busca de posibles compradores. A partir de ese momento, Piqué pasó a trabajar para la Federación. Ambos iniciaron los contactos para convencer al Real Madrid de disputarla en el Santiago Bernabéu, aunque el verdadero objetivo era que se jugara en el Camp Nou.
Las conversaciones, documentos y audios revelan que finalmente todo acabó en un contrato millonario con Arabia Saudí. «De puta madre que el Madrid diga que no», se escucha decir a Piqué en una de estas grabaciones, mientras que en otro Rubiales le asegura que “os quedáis 6 kilos”.
Quien promueve este negocio en torno a la Supercopa es el mismo Piqué, que engaña a los periodistas y al barcelonismo con una captura de móvil para hacerse el pobre o acusa al ex-presidente Bartomeu de “mentirme a la cara”, como reacción furiosa al hecho de que Bartomeu no le permitiese entrar en el Barça Corporate porque expresamente lo prohibía el código ético del club.
Y es el mismo Gerard Piqué que medró en el amistoso de homenaje a Maradona en Arabia Saudí, también, y el de homenaje a Mandela en Sudáfrica, además de intermediar y negociar con las productoras, incluida la suya, los pagos a los futbolistas del primer equipo por participar en el documental Matchplay. De todo eso no existen audios. Sospechas, sí.
La RFEF ha denunciado el hackeo de sus archivos y comunicaciones, aunque en ningún caso ha podido negar el contenido de todos esos documentos.
