El Barça de Joan Laporta se ha convertido en un club que refleja el desorden y la autocomplacencia de su presidente y, por extensión, de toda una serie de tics propios de un estilo de gobierno desmadejado. Hace unas semanas, por ejemplo, se quiso cerrar una brecha de seguridad en la Fundació Barça como consecuencia de que, a su primer responsable, el vicepresidente primero Alfons Godall, no se le ocurrió otra cosa que criticar gratuitamente y sin motivo alguno a Rafa Nadal tras ganar el Open de Australia, calificándolo de enemigo de la independencia de Catalunya.
Tan libremente como Alfons Godall expresó una opinión personal y desde luego legítima, uno de los principales patrocinadores de la Fundació Barça como es la Fundación Mapfre decidió que, como partner de la entidad azulgrana en un proyecto de integración infantil en una favela de Rio de Janeiro y también como patrocinador principal del tenista de Manacor, también tenía el derecho de retirar esta colaboración por entender que ese punto de vista era inseparable de su responsabilidad y representatividad al frente de la Fundació Barça. Los ejecutivos de Mapfre trasladaron al Barça su incomodidad por esta situación y su voluntad de dar por terminada lo más anticipadamente posible su relación y colaboración conjunta en ese proyecto.
La reacción de Joan Laporta, en este caso, fue la de priorizar la entente cordial con Mapfre y sugerir a su amigo -o sería mejor referirse a examigo- Alfons Godall que presentase su dimisión como la mejor forma de solucionar una situación evidentemente tensa. Así, en las horas siguientes a estos hechos, Alfons Godall dejó su dimisión escrita en un mensaje en las redes sociales: «El tuit con mi opinión sobre un personaje famoso y su perfil puede perjudicar a la @FundacioFCB por la presión de algunas empresas y medios. No quiero costar ni un céntimo al @FCBarcelona_cat ni renunciar a la libertad de expresión. En consecuencia, renunció al cargo. Gracias!!».
El caso, sin embargo, es que Alfons Godall sigue figurando en el Patronato de la Fundació como vicepresidente, cargo para el que fue elegido en julio del año pasado. Aunque por estatutos el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, lo es de la Fundació, se concede la responsabilidad de su gestión al vicepresidente primero, en este caso a un no directivo como Godall. Con la diferencia, eso sí, de que quien ahora ocupa esta vicepresidencia primera es Xavier Sala Martín -parece que otro examigo suyo-, mientras que Godall aparece como vicepresidente segundo.
Hay que entender, pues, que esa renuncia al cargo se refiere al rango de la vicepresidencia, pero no como integrante del Patronato al cual sigue perteneciendo como miembro. Ese estatus le supone seguir disfrutando de determinados privilegios como el acceso al palco en algunos partidos, asistencia a desplazamientos, entradas y los agasajos propios y generosos habituales del estilo Laporta, sin limitaciones ni ahorro cuando se trata representar al FC Barcelona.
Así, el Patronato actual de la Fundació Barça según la web oficial es el siguiente: Joan Laporta, presidente; Xavier Sala-Martín, vicepresidente primero; Alfons Godall, vicepresidente segundo; Josep Cubells, secretario; Ferran Olivé, tesorero, junto a los vocales Joan Boix, Carles Cuní, Manel Esteller, Antoni Esteve, Elena Fort, Jesús Majem, Inés Martí, Sergio Montaner, Xavier Pérez, Josep Puigdollers, Josep Ramon Subirà, Joaquim Triadú, Rafael Yuste.
