Florentino y Reverter han diseñado el plan Laporta para el Barça SA

Una vez más el presidente del Real Madrid es quien avala y marcará los plazos de la caída del club azulgrana en manos de inversores

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, en un acto del club blanco

Hoy ya se sabe cuál es el plan de Florentino para dar el primer paso del Barça hacia su conversión en sociedad anónima (SA). Un plan en el que cuenta con el firme compromiso y la determinación de Ferran Reverter, CEO azulgrana, que ya llegó al club con la idea de solucionar la situación económica mediante la entrada de inversores ansiosos de asociar su identidad comercial al Barça. No como espónsor sino arriesgando su dinero asumiendo el control parcial (de momento el 49%) de la gestión del club y del accionariado.

Ese entusiasmo de Ferran Reverter por darle una estructura básicamente empresarial, que permita la capitalización de esos casi 5.000 millones de valor del FC Barcelona, ha encontrado el aliado perfecto en el presidente del Real Madrid y la absoluta indiferencia de Joan Laporta al que sólo le preocupa que, después de ese tránsito hacia un nuevo modelo de club, los socios se sigan sintiendo propietarios de alguna manera, desaparezca la mayor parte de la deuda y las pérdidas que hoy le amenazan con una acción de responsabilidad al final de su mandato también se esfumen mientras él se acomoda en algún futuro cargo, evidentemente remunerado, de carácter ejecutivo.

La operación, detallada por el periodista y confidente de Joan Laporta, Salvador Sotres, en forma de portada del diario ABC, consiste en encontrar una fórmula mixta que permita convertir en acciones una parte de los activos del club, en principio estableciendo que esa partición propietaria contemplara el 51% de control patrimonial de los socios y el 49% de esos inversores.

La regulación y la normativa actuales no lo permiten, sería más fácil convertir el club de buenas a primeras  el Barça en SAD, como el Espanyol o el Valencia, pues vender una sola parte de la propiedad no encaja en la Ley del Deporte. Esa es una trampa letal y directa pues cuando se plantea que los socios puedan hacerse con el 51% de las acciones sólo mandarían de verdad si ese 51% se corresponde con el valor real del total del club, es decir si entre los 137.000 socios adquieren con su dinero los 2.500 millones de ese reparto. ¿Imposible?

Ferran Reverter, en connivencia con Florentino Pérez, que está dispuesto a jugar a lo mismo que juegue el Barça para que sean los dos grandes del fútbol español quienes lideren esa transformación, sigue obsesionado con el funcionamiento del Bayern de Múnich, donde la ley sí admite la suma colaborativa de un bloque social y otro accionarial, este último integrado por los grandes patrocinadores, Allianz, Telekom, Audi y Adidas. Como solución habría de modificar nuevamente la Ley del Deporte para ese tipo de club.

Madrid y Barça, Florentino y Laporta, le siguen dando vueltas a ese desafío que ambos afrontan, en esa desventaja según sus argumentos, que supone competir con el resto de los grandes clubs europeos, ingleses, italianos, PSG y Bayern, con recursos que exceden de sus limitaciones sociales y comerciales tradicionales.

Ambos están convencidos, como lo denuncian también Javier Tebas de LaLiga y algunos clubs de la Premier, que la cada vez más frecuente generosidad de propietarios como los grandes empresarios rusos (o similares), jeques del petróleo y grandes fondos de inversión tienden a generar desequilibrios de suficiente calibre como para distorsionar la competición impunemente sin que ni la UEFA ni las Ligas Profesionales se vean capaces de regular sus enormes inversiones. Es lo que Tebas denomina ‘dopaje económico’, encubierto a base de contratos de patrocinio de dudosa credibilidad.

Si Real Madrid y Barça, como se pretende, fueran capaces de cotizar en Bolsa se ven con fuerza más que suficiente para resistir los embates de oligarcas rusos y árabes. Ese será el argumento principal para desterrar de sus entornos y de su relato histórico ese dogma sobre la inviolabilidad de la copropiedad social. Florentino y Laporta tienen muy claro que hoy los socios no pintan nada, o cada vez menos, en las grandes decisiones de club y que, al contrario, el fondo y espíritu de sus respectivos estatutos suponen un impedimento para sus planes de avance y expansión.

Ya se ha explicado en EL TRIANGLE cómo la directiva y ejecutivos del Barça han diseñado nuevas funcionalidades para la Fundació del Barça con la finalidad de que acabe siendo el reservorio del patrimonio y quien asuma como un nuevo organismo de poder la responsabilidad de tomar decisiones radicales sobre el cambio de rol de los socios. Mientras, la directiva se convierte en un órgano simplemente de representación y de protocolo institucional.

Florentino respalda esta especie de revolución convencido de que es el Barça y no el Madrid quien más urgentemente necesita ser rescatado por inversores que, como Goldman Sachs, pronto mantendrá con el Barça una deuda (590 millones de crédito normal más 1.500 millones para el Espai Barça) que casi supone el valor de la mitad del club. Si juega bien sus cartas podrá asegurar el retorno de ese préstamo monstruoso teniendo el control y el mando de la explotación del estadio y otros negocios derivados o asociados mientras Laporta se encarga de disimular y crear la falsa apariencia de que los socios siguen ostentando la propiedad del club.

Poco margen tienen hoy los socios del FC Barcelona después de darle a Laporta plenos poderes para maniobrar en el ámbito económico y financiero sin que deba dar explicaciones a la asamblea ni mantenerse dentro de unos límites de pérdidas ni de deuda. Además, le sigue bastando, de momento, con seguir apelando al pasado como el origen de todos los males del universo mientras es él quien ha querido generar un déficit histórico para acabar justificando la necesidad de adoptar nuevas soluciones. El final ya está escrito y se ejecutará cuando a Florentino más le convenga a sus intereses. 

Cuando haya que realizar el siguiente Forensic no habrá ningún rastro que seguir ni una institución antiguamente conocida como FC Barcelona y más popular aún por ser “más que un club”. Será una sociedad anónima más. Eso si no le pasa como al Reus¸ que así empezó a cavar su tumba, cambiando su modelo de asociación deportiva por el de SA. Laporta puede volver a hacerlo.

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