La Confederación de Penyes se mantiene firme

El plenario seguirá integrado por la misma mayoría que ha plantado cara a la junta

Confederación Mundial de Peñas del Barça
Confederación Mundial de Peñas del Barça

La Confederación Mundial de Penyes del FC Barcelona seguirá probablemente bajo el mando y la autonomía de un plenario integrado básicamente por los mismos barcelonistas que, desde 2015, consiguieron agruparse y organizarse en una asociación barcelonista independiente del club. Así puede interpretarse del hecho de que, convocadas las elecciones en las 30 federaciones que forman la Confederación, sólo en dos de las 30 federaciones se deberán celebrar elecciones.

En el resto, los titulares seguirán en su puesto, se intuye que también otorgando y reforzando la presidencia de Antoni Guil, cuyo mandato deberá ser sometido a la elección por parte del plenario. Esa será una cuestión que no se abordará hasta celebradas las elecciones en las dos federaciones, Mundo y Comarques de Castelló, dentro de muy pocas semanas, coincidiendo con un escenario y una situación incómodos a causa del estado de las relaciones entre la directiva de Joan Laporta y la Confederación.

Aunque en la campaña electoral pareció que las antiguas diferencias, roces y conflictos entre penyes y la junta de Laporta durante su primer mandato se podían superar, a las primeras de cambio la relación se ha roto, por decirlo de algún modo en esta segunda etapa. La decisión unilateral de la junta de despedir al primer ejecutivo de la Confederación, Joan Camps, propició una reacción que no deja lugar a dudas sobre la postura de firmeza del colectivo, que inmediatamente lo contrató como tal en el marco de su capacidad para operar con plena autonomía respecto del club.

La maniobra de la directiva era sustituir esa figura por la de un nuevo ejecutivo, Enric Bosch, ex-empleado del club especializado en la relación con las penyes del anterior mandato de Laporta hasta 2010, un nombramiento que ahora ha duplicado el cargo de primer ejecutivo dentro del ámbito de las penyes aunque fuera de un organigrama ejecutivo en el que, en teoría, el club no posee la capacidad para intervenir.

La decisión de proteger y mantener a Joan Camps al frente de la Confederación ha provocado la reacción del club en forma de suspensión de aquellos acuerdos del convenio que hacen referencia a la cuota de los patrocinadores del club a favor de la asociación de penyes. Dicho de otro modo, el club le ha cerrado el grifo a la Confederación, como medida de presión para que acepte someterse al contragobierno pretendido por la nueva junta directiva.

El malestar generado por esta situación ha ido más allá, acompañado durante estos meses de la falta de contacto con el directivo de penyes, Josep Ignasi Macià, y con el responsable del área social, Antonio Escudero, recuperando esa vieja sensación de que ni las penyes ni el movimiento son una prioridad para la actual directiva.

Puede hablarse, pues, de una tensión soterrada a falta de comprobar si la Confederación se mantiene como hasta ahora unida en torno a la figura de Antoni Guil y desafía la represión e intenciones de la directiva. La presión financiera en los tiempos difíciles que corren puede llegar a ser, ciertamente, un aspecto clave en el futuro y en los planes de la junta de Laporta de controlar el ejecutivo de la Confederación por encima del poder orgánico que emana de su estructura, ahora por primera vez puesta a prueba.

No parece, sin embargo, que las elecciones puntuales en dos de las federaciones vayan a tener un peso específico en la decisión conjunta que acabe tomando el plenario sobre la elección del presidente que, básicamente, girará en torno a la reelección, o no, de Antoni Guil. En las federación de Comarques de Castelló y en la federación Mundo, que agrupa a todas las penyes internacionales, parece que las urnas se abrirán como resultado de la ambición personal puntual en el contexto de esos territorios. No como parte de una estrategia que tenga como fin último un golpe de timón en el plenario.

En todo caso, si está habiendo por parte del club algún tipo de movimiento interno y pactos para recomponer el estado de las fuerzas del plenario de la Confederación es algo que no se podrá apreciar hasta la convocatoria del plenario en unas semanas. Si no hay cambios y la apuesta sigue siendo, unánime, en torno a Antoni Guil, la Confederación dejará muy clara su postura en defensa de su independencia, desafiando el pulso que le han lanzado desde el club.

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