«Las mujeres eran utilizadas como esclavas sexuales»

Entrevista a Mónica González Álvarez

Periodista de sucesos en La Vanguardia. Colabora, entre otros medios, con Onda Madrid y la SER. Ha publicado Guardianas nazis. El lado femenino del mal, y Amor y horror nazi. Historias reales de los campos de concentración. Ahora se edita Noche y niebla en los campos nazis. Historias heroicas de españolas que sobrevivieron al horror (Espasa).


Incluso más allá de lo que literalmente narras en tu libro ¿Qué es lo que quieres contar? ¿Qué te ha llevado a escribirlo?

Mi intención ha sido sacar a la luz historias que no se han contado hasta ahora. Concretamente, las de deportadas españolas que vivieron la tragedia del Holocausto. Son historias generalmente desconocidas para el gran público. Al referirse a los campos nazis y la II Guerra Mundial, siempre se habla de los hombres. Yo me interesé por las mujeres que, en algunos casos de forma muy destacada, participaron en la Resistencia francesa. Mujeres españolas, de las cuales no solamente se desconocen sus historias, sino que incluso no se les han rendido ningún homenaje, ni han tenido reconocimiento público. Consideré que era para mí una responsabilidad moral plasmar sus vidas en un libro, y hacérselo llegar a la gente. Pensando no solo en nuestra generación sino, sobre todo, en las venideras, que necesitan saber lo que realmente pasó. El libro, en fin, trata de desvelar vivencias que no se conocen, relatar tragedias que no deben volver a repetirse. También lanzar un mensaje esperanzador de lucha. De cómo unas mujeres combatieron por la libertad individual y colectiva. 

¿Quiénes y cómo son las protagonistas de tu libro?

El libro consta de once capítulos, cada uno de los cuales está dedicado a una mujer. De ellas, diez son españolas y una, Violeta Friedman, rumana de Transilvania. La incluyo entre españolas por la gran vinculación que tuvo con nuestro país. Llegó a Madrid en los años 60, divorciada, muy adelantada a su tiempo, hablaba varios idiomas, con un gran don de gentes. Había sido deportada con 14 años al campo de Auschwitz, con toda su familia. Su hermana mayor, Eva, fue asesinada. Violeta arrastra el trauma del campo durante toda su vida. Hasta que, en los años 80, ve a León Degrelle alabando a Hitler en la televisión española. Tras casi tres décadas de silencio, decide hablar públicamente. Los medios de comunicación españoles no le hicieron mucho caso, y decide acudir a los tribunales. Durante siete años, mantuvo un litigio, y el Constitucional acabó dándole la razón. Gracias a esa sentencia, se cambió el Código Penal en los años 90, incorporando la figura de delitos de odio por razones religiosas, raciales, ideología política, orientación sexual… La figura de Violeta Friedman ha sido clave en la lucha contra la intolerancia y la injusticia.

¿Qué circunstancias arrastraron a estas mujeres hasta los campos nazis?

Entre las españolas, es Olvido Fanjul, primera que aparece en libro, la única que huyó a Rusia. Vivía en Gijón y cuando las tropas franquistas tomaron Asturias, escapó en un carguero hasta Leningrado. Formó parte de los que se dio en llamar “Los niños de la Guerra”. Se casa con un soviético, se queda embarazada, y en ese momento los nazis invaden la URSS. Su marido es movilizado y Olvido no vuelve a verlo. Es detenida y deportada a un campo de concentración en Alemania. El resto de las mujeres habían nacido en distintos lugares de España, compartían ideales por la libertad y la democracia, estaban en contra del militarismo y los totalitarismos, y militaron desde muy jóvenes en partidos de izquierdas. Cuando estalló la Guerra Civil, algunas de ellas combatieron de diversas formas contra los militares franquistas en Aragón y otras zonas. Hay casos, como el de Mercedes Nuñez, que fue detenida y encarcelada por sus ideas socialistas. Las demás, con la derrota republicana, deciden atravesar los Pirineos y refugiarse en Francia, donde alguna fue internada en el campo de concentración francés de Argelés. Luego, se asientan en Toulouse u otros lugares del sur de Francia, donde se refugiaron bastantes españoles, en su mayoría vinculados a los socialistas o comunistas. 

¿Naturalmente, estas mujeres siguen implicadas, en territorio francés, en su lucha contra el fascismo, en este caso de corte nacional-socialista?

Se enrolan en la Resistencia francesa, no empuñando en general armas sino en tareas auxiliares, como enlaces o puntos de apoyo. Fueron delatadas, la Gestapo las detienen y son enviadas, paso previo por comisarías y cárceles locales, al campo de Ramsbrebuck. Las autoridades nazis creían que no eran españolas sino francesas, porque al militar en la Resistencia se cambiaban los nombres, o adoptaban apodos. Al ingresar en el campo, eran fichadas y algunos de esos registros han pervivido. Así, se constata que, por ejemplo, Neus Catalá, fue inscrita con el nombre de Neige Roger, y Mercedes Núñez, como Paquita Colomer. Más allá de unos ideales de izquierdas, a todas ellas les unía una cultura de la justicia, la tolerancia, la paz… En tal sentido, el libro no es tanto político como, digamos, humanístico. De unas mujeres que se enfrentaron al franquismo y, luego, al fascismo europeo.

¿Qué llama especialmente la atención a la hora de rastrear las peripecias de estas vidas, marcadas por la guerra, la represión, la violencia…?

En mi primer libro (Guardianas nazis. El lado femenino del mal), editado en 2012, hay un episodio de una guardiana, en el que aparecen cuatro mujeres españolas. De ellas, tres vuelven a salir en el libro actual. Es decir, yo disponía de algo de información previa sobre las protagonistas. En 2019, mi editora me propone realizar una investigación sobre las españolas deportadas. Visité el antiguo campo de Ramsbrebuck, al norte de Alemania, que ahora es un memorial, donde me facilitaron documentación. Aquí en España, me ayudaron muchísimo la Amical de Ramsbrebuck y la Amical de Mauthausen. Ambas con sede en Barcelona. He trabajado con información de hemerotecas y han colaborado muchos familiares y allegados de las mujeres. En Ramsbrebuck, por donde pasaron 400 mujeres españolas, hay algo de información, pero no suficiente para, digamos, reconstruir unas biografías tan apasionantes como las de las protagonistas. 

En cualquier caso, al igual que en otros muchos ámbitos, las mujeres, como los gitanos, no ocupan en la memoria histórica del Holocausto, el papel que les corresponde…

No se ha hablado mucho sobre las mujeres bajo el nazismo y, específicamente, de la represión contra ellas. En Mauthausen, por ejemplo, hubo mujeres. Entre ellas, Alfonsina Bueno y Lola García Echevarrieta que estuvieron primero en Ramsbrebuck y luego fueron trasladadas allí, donde sufrieron el horror de los trabajos forzados en la llamada Escalera de la Muerte, de Gusen. Ramsbrebuck era un campo destinado solo a mujeres que, en algunos casos, llegaban con niños, la mayoría de los cuales eran asesinados. Las mujeres, además de sufrir las mismas vejaciones que los hombres, eran utilizadas como esclavas sexuales y objeto de experimentos, como la esterilización.

¿El campo fue solo un lugar de tránsito, o también de exterminio?

Allí hubo mujeres de más de cuarenta nacionalidades. Era un campo de concentración, desde donde se trasladaba a las presas a otros campos o se las utilizaba como trabajadoras esclavas en fábricas de armamento, por ejemplo. Pero también fue un lugar de exterminio, porque en él habría cámaras de gas y hornos crematorios. En Ramsbrebuck perdieron su vida miles de mujeres.

¿Además de las responsabilidades obvias de los gobiernos fascistas en esos crímenes, se puede hablar de complicidades, digamos, veladas?

En el caso de Lise London, que es una de las protagonistas del libro, el régimen de Petáin, que la bautizó como La arpía de Daguerre (nombre de la calle de París donde ella organizó una manifestación) la persiguió y acabó deteniéndola. Algunas de las que retornaron a España a partir de los años 60 fueron represaliadas. Este es el caso de Olvido, que volvió con su marido y sus hijos a Gijón, donde prácticamente a diario tenían que presentarse en el cuartel de la Guardia Civil. Pero la mayoría de las mujeres, como Neus Catalá, no volvieron hasta después de la muerte de Franco. 

¿Qué restituciones, gestos de desagravio, homenajes…, se han llevado a cabo con estas mujeres?

Muy poco. En 2005, Neus Catalá recibió una condecoración de la Generalitat de Cataluña. En Francia ha habido un reconocimiento mayor de estas mujeres españolas, quizás por su papel en la Resistencia. Algunas han recibido la Legión de Honor. Y, en general, en Alemania se ha desarrollado un gran proyecto de memoria histórica. España, gracias a Neus Catalá, cuenta con un espacio propio en Ramsbrebuck, dedicado a las mujeres españolas que allí estuvieron.

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