Los Pujol querían reconstruir en América su “imperio perdido” en Catalunya

El informe de la Fiscalía detalla los numerosos y variados negocios que el hijo primogénito emprendió al otro lado del Atlántico

El verdadero imperio empresarial de los Pujol no arraigó en Cataluña, sino al otro lado del Atlántico: el hijo primogénito hizo negocios en Puerto Rosario (Argentina), en República Dominicana, en toda Centroamérica pero, sobre todo, en México y Estados Unidos. Para alimentar a sus empresas americanas, Jordi Pujol Ferrusola hizo servir una intrincada red de ingeniería societaria con el propósito de borrar el rastro del dinero. “Utilizaron los acusados estructuras societarias de terceros detrás de las que ocultaron sus intereses económicos, teniendo en cuenta que de parte de esos fondos invertidos se ignora su procedencia y otros fueron fondos con origen en las cuentas de Andorra”, señala el informe de la Fiscalía de la Audiencia Nacional, al cual ha tenido acceso EL TRIANGLE.

En México, Jordi Pujol Ferrusola se concentró en el negocio del juego y llegó a violar la legislación mexicana del sector. Pero su gran pelotazo fue en el sector inmobiliario, donde de una sola tacada, simulando operaciones de inversión, obtuvo unos beneficios de casi 13,5 millones de euros “con la mera aportación de un peso mexicano”. Esa exorbitada ganancia la logró Pujol “con la participación de Luis Delso, consejero delegado del Grupo Isolux”, explica la Fiscalía. Ese beneficio, además, se consiguió en el tiempo récord de tres meses.

El secreto para el pelotazo fue ceder, por un peso mexicano, una participación de un 21,5% de un fideicomiso a la sociedad Iniciatives Marketing Inversions (Imisa), de Jordi Pujol en septiembre de 2006 (en realidad, se detectó el envío de algo más de 1,7 millones de dólares de las cuentas de Imisa en Andorra a México para la “gestión del fideicomiso”). En diciembre de ese año, Imisa transmite su participación a Juandro Consultores por 15.278.804 dólares. Se trataba del proyecto Azul de Cortés, un proyecto inmobiliario en la Baja California. Poco después, Juandro Consultores vendió el proyecto entero al Grupo Isolux Corsan por 79.286.000 euros.

El dinero hacia México, no obstante, se canalizó preferentemente a través de las sociedades Ecrem (es el nombre de Mercè, la esposa de Jordi Pujol Ferrusola, al revés), Imisa, PMC, IRPS y Active Translation. La primera de ellas, Ecrem, se constituyó el 13 de octubre de 2005. No se conocen todos los movimientos de las cuentas, pero Fiscalía acredita que entre 2004 y el 23 de marzo de 2012 desde la cuenta de Ecrem se envió a las cuentas de Jordi Pujol y Mercè Gironès la cantidad de 1.364.000 dólares por el concepto de “devolución de préstamo”. No existían, sin embargo, salidas de sus cuentas hacia Ecrem, por lo que el Ministerio Público sospecha que hacían servir la red de empresas mexicanas para repatriar el dinero y blanquearlo.

El hotel El Encanto

Sí que constaban, sin embargo, salidas de dinero del matrimonio hacia la sociedad Encanto Inc, una empresa mexicana propiedad de Sergio Kam y Rafael Aragonés Pardo. Esta compañía era la encargada de la construcción y gestión del Hotel El Encanto, un complejo de lujo en el que se casó la hija de Pujol y Gironès. Jordi Pujol Ferrusola entró como socio en ese hotel el 14 de diciembre de 2005, con la imposición de 1,5 millones de pesos (116.693,37 euros), que fueron aportados por Ecrem, aunque se desconoce cómo llegaron a su poder.

Encanto Inc tambien ingresó dinero en una cuenta del HSBC, pero proveniente de Imisa, otra de las compañías de Jordi Pujol Ferrusola, bajo el concepto de “participación de residentes en capital de no residentes” e “inversiones españolas en bienes inmuebles”. En total, el hijo del expresidente de la Generalitat aportó 1.358.000 dólares.

Pero sus negocios no se quedaban ahí: el 14 de octubre de 2008, el primogénito de los Pujol transfirió desde Andorra más de 200.000 dólares a favor de la sociedad Niles Spring Corp, una empresa constituida en las Islas Vírgenes propiedad de Sergio Kam, uno de los socios de El Encanto. “Lo anterior significa que tales salidas de divisas lo fueron para financiar esa inversión en el Hotel El Encanto, inversión en la que participaron los acusados a través de los fondos habidos en cuentas de Imisa”, relata la fiscal Belén Suárez. Según ese relato, los socios de Encanto Inc invirtieron 11,8 millones de dólares, de los que Jordi Pujol Ferrusola tuvo que aportar valgo más de 4,5 millones. “Se desconoce el origen de esos fondos”, asegura el escrito del Ministerio Público.

Después de que se hubiese iniciado la investigación de los Pujol, el matrimonio declaró ante el juez que realizaron aportaciones a Encanto Inc por dos vías: “Una aportación personal de ambos acusados de 1,5 millones de dólares y 2,3 millones de dólares que les había prestado el también acusado B.D.”. Los extractos de las cuentas no muestran esas salidas de dinero. Pero lo más importante es que la declaración del matrimonio permite sospechar que Domínguez era uno de sus testaferros al otro lado del Atlántico.

El testaferro mexicano

La Fiscalía sostiene que la ayuda de ese testaferro les sirvió “para ocultar no sólo el origen de fondos invertidos en México, sino también ocultar los beneficios obtenidos una vez se inició este procedimiento”. Y, lo más curioso del caso: “Esta colaboración empezó con la presentación de un contrato de préstamo fechado el 22 de diciembre de 2005, legalizado en el año 2017”. Esa dilación en el tiempo hace sospechar también que todo sea una maniobra para evadir responsabilidades penales.

Según el contrato citado, la empresa Promotora Hotelera Vallarta de Domínguez presta a Ecrem 2,3 millones de dólares, a devolver en 12 años. El dinero lo ingresa la sociedad Wrottesly LLC. Pero todo parece ser una pantalla, porque en las cuentas de Ecrem jamás ingresó ese dinero, por lo que se supone que el testaferro y Pujol simularon el préstamo para justificar el movimiento de fondos de procedencia desconocida.

La sociedad Encanto Inc se vendió por 10 millones de dólares en el año 2010 y al matrimonio Pujol Gironès le correspondieron 2,5 millones, ya que su porcentaje era del 25%. “El pago se hizo mediante una permuta, adjudicándoseles unos apartamentos en Puebla”, relata la fiscal. Tampoco en este caso existen documentos sobre esa liquidación ni sobre la devolución de algún dinero o compensación por la venta del hotel, el único activo de la sociedad.

La Fiscalía sí descubrió que en diciembre de 2013 Pujol y Gironès realizaron una ampliación de capital de 30 millones de pesos, que fue suscrita íntegramente por Promotora Hotelera Vallarta, la empresa del supuesto testaferro. Pero no se desembolsó cantidad alguna, “porque lo que se hizo fue capitalizar el contrato de préstamo de 22 de diciembre de 2005, sin perjuicio de quedar un saldo a favor de los acusados Jordi Pujol Ferrusola y Mercè Gironès Riera, de 400.000 euros, ya que el único capital que tenía Ecrem era, según afirmaban los acusados, los apartamentos que se hacen constar en la contabilidad, pero siendo el valor de ellos superior al de la cuantía de capitalización del préstamo”.

Jordi Pujol Ferrusola simuló varios contratos de préstamos con B.D. para justificar el movimiento de fondos hacia México desde Andorra. Así, ambos simularon que el mexicano le prestaba al catalán 6 millones de euros a devolver en 6 años. La intención era poder ingresar 2,4 millones de euros en las cuentas de la Fundación Kopeland. En 2010, Domínguez le volvía a prestar un millón de dólares, a devolver en 4 años. “En relación con estos dos contratos, no constan ni se ha acreditado depósito o transferencias realizadas por el señor B.D. o mercantiles”, afirma la Fiscalía.

La excusa para evadir dinero

La operativa sirvió para que, cuando los Pujol confesasen y reconociesen que tenían dinero fuera, el primogénito comenzase a enviar remesas de millones de euros hacia América, aduciendo que eran para pagar “préstamos más intereses”. Así, una semana después que su padre confesara las cuentas secretas, Jordi Pujol Ferrusola envió 2,4 millones a la empresa Anzuelo Soluciones desde una cuenta de Fundación Kopeland; y envió casi 1,7 millones de euros a la misma sociedad desde una cuenta de Active Translation; y otros 283.000 euros desde otra cuenta de esta sociedad, también a Anzuelo Soluciones, una sociedad vinculada a B.D.

En 2015, cuando Anzuelo ya había cambiado su nombre, Pujol volvió a enviar 1,5 millones de dólares desde su sociedad Inter Rosario Port Service y 500.000 euros más desde Active Translation. Esas cantidades se pretendieron hacer pasar como inversiones para comprar acciones de una sociedad llamada Plantaciones Tehuantepec, que era una filial de Plantaciones Forestales (nuevo nombre de Anzuelo). En total, tras la confesión de cuentas secretas, Jordi Pujol Júnior hizo desaparecer más de 4 millones de euros en supuestas inversiones en México.

Domínguez, por si fuera poco, le sirvió “como gestor de los intereses del acusado Jordi Pujol Ferrusola en México, y dándole cobertura para poder recibir en fondos en España, cuando se había acordado, en el marco de la instrucción el bloqueo de sus cuentas bancarias”, asegura la Fiscalía. En 2018, se cazó una conversación entre ambos en las que el mexicano le decía que podría enviarle a España entre 2 y 5 millones y Pujol le respondía: “Tienes que rematarlo, rubricarlo y sellarlo en una caja fuerte”.

Con anterioridad, desde 1997, Pujol había comprado también terrenos en México, que fueron pagados desde sus cuentas andorranas a José de Alba, propietario de las empresas Residencial Balvanera y Complejo Industrial Balvanera, unas instalaciones de lujo de hípica donde se citaba la alta sociedad mexicana. En total, transfirió más de 334.000 dólares, que fueron abonados por la sociedad Crena, ubicada en el paraíso fiscal de Madeira, pero con fondos que le había hecho llegar Pujol desde Andorra.

En 2013, Pujol hizo aflorar también una cesión de derechos por más de 300.000 dólares que supuestamente debía el empresario Carlos Riva Palacio a Imisa, pero jamás se supo nada más de ese dinero. También desempolvó otra cesión de más de 195.000 dólares. Y, por último Riva reconocía otra deuda de 1.358.934 euros frente a Active Translation. Esas cantidades, oficialmente, nunca se llegaron a pagar por cauces legales. Pujol y su esposa declararon ante el juez que ese dinero se correpsondía con un “contrato de mutuo interés suscrito entre Active y el señor Benjamín Buzalí Aguilar”, de las que era “obligado subsidiario el señor Carlos Riva Palacio”.

La instrucción judicial descubrió también que Jordi Pujol Ferrusola fue el que organizó la firma de 16 contratos entre Grupo Haklaab, propiedad de Carlos Riva, y la sociedad Claremont, controlada por Francesc Robert, socio de los Pujol en Andorra. En realidad, conforme dice Fiscalía, la interposición de Robert y su empresa “permitió a Jordi Pujol Ferrusola ocultar la verdadera titularidad y el origen de los fondos transferidos a Haklaab”.

Gracias a esos contratos, la sociedad de México se embolsó en sólo unos meses (entre 2009 y 2010) casi 6,9 millones de dólares y 4.185.000 euros. El objetivo de articular esos préstamos era “no sólo de ocultar la existencia de importantes cantidades de dinero de las que se dispone al margen de la jurisdicción española, sino también ocultando que esas cantidades realmente son inversiones en empresas cuyo objeto es el juego/casinos/apuestas, como ocurre con la mercantil Pringsa (Promociones e Inversiones Guerrero SA), lo que contraviene también la normativa del juego en México”, dice la fiscal.

Según la contabilidad de Active Translation, esta sociedad de Jordi Pujol tiene el 16% de la Compañía Ahis SA, “una de las adjudicatarias de la explotación del juego en México”. Además, el primogénito de los Pujol transfirió desde sus cuentas casi 2,1 millones de dólares a Comercializadora Haklaab, del sector del juego. Con Carlos Riva, el matrimonio Pujol creó la sociedad Avanti, en Delaware, a la que la sociedad Imisa transfirió entre 2006 y 2009 casi 1,4 millones de euros. Luego, pretendieron declarar esas transferencias como préstamos fallidos. “Sin embargo, no pudieron aportar documento alguno que reflejase contratos de préstamo, liquidación de intereses, documentos relativos a las inversiones realizadas o cualquier otro documento de carácter mercantil respecto de la propia sociedad Avanti Alliance LLC”, remarca la Fiscalía en su escrito. En Delaware –que funciona como un paraíso fiscal en territorio de Estados Unidos- también crearon las sociedades WG Scorpion LLC, 1CE LLC y Encore Joint Venture, a través de las que Pujol aportaba dinero.

***Puede leer el reportaje íntegro en la edición de esta semana de la revista EL TRIANGLE, que está disponible en los quioscos

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