¿Quién reprocha a Puigdemont que actúa como si JxCat no fuera con él?

Carles Puigdemont
Carles Puigdemont

Agustí Colomines, el historiador que fue el director de la Escuela de Administración Pública de Cataluña (EAPC) precisamente durante el mandato de Carles Puigdemont al frente de la Generalitat, hasta que le destituyó el gobierno de España cuando controló el gobierno catalán mediante la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Colomines es uno de los ideólogos del procés y también la pareja de Aurora Madaula, la dirigente de JxCat y del Consejo por la República, y secretaria segunda de la Mesa del Parlamento catalán, por lo que se encuentra en una buena posición para hablar de las interioridades de la formación que encabezan Carles Puigdemont y Jordi Sànchez.

De hecho, al respecto, plantea en un artículo en El Nacional: «Observado desde fuera, pero conociendo lo que se cuece dentro, es fácil llegar a la conclusión de que el reparto de responsabilidades en el nuevo Gobierno responde a un pacto entre Puigdemont, Sánchez y [Jordi] Turull «.

Colomines afirma que mientras «el reparto es bastante proporcional» con respecto a los consejeros de JxCat, «entre lo que se ha llamado sottogoverno, las huestes de Turull arrasan«. También asegura que, crisis tras crisis, «los antiguos convergentes iban ganando terreno», y que «el colmo de este control se ha producido ahora, cuando el Gobierno -la mitad que los corresponde- ha quedado en manos de una de las antiguas facciones convergentes«.

El columnista, que dirigió en el pasado la extinta Fundación CatDem, estrechamente vinculada con Convergència y señalada como una pieza clave en el caso del 3%, afirma que Puigdemont, Sánchez y Turull «se han repartido el pastel sin un poco de generosidad y con alguna indecencia».

Aparentemente, Puigdemont dejó hacer a Sánchez durante las negociaciones sobre la investidura de Pere Aragonès y la formación del gobierno, y ambos dirigentes aseguraron que el expresidente catalán y ahora eurodiputado no quiso interferir, presentando bajo una luz positiva esta decisión.

Seguramente por eso, Colomines afirma en el mismo artículo que quizás Sánchez puede «calmar los ánimos» si Puigdemont «deja de actuar como si el partido no fuera con él«, y vaticina un partido sin «remedio» y la renuncia de Sánchez, si este último sigue «acumulando enemigos» y ejerciendo «la autoridad sin limitaciones» y «en el lugar de Puigdemont», hasta el punto de provocar lo que metafóricamente este historiador describe como un eventual «baño de sangre».

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