¿Por qué está tan contento Josep Maria Bartomeu?

Josep Maria Bartomeu, presidente del Barça
Josep Maria Bartomeu, presidente del Barça

El último proyecto de Josep Maria Bartomeu va tomando forma a lo largo del tiempo a través de la gestión y el seguimiento puntual del nuevo presidente Joan Laporta, que ayer mismo no solo ratificó la continuidad de Ronald Koeman en el cargo, sino que incluso dejó entrever que, en función de los objetivos y el resultado de las siguientes reuniones con el entrenador, no se descarta que se pueda ganar una prórroga más.

Laporta, por lo tanto, liga su estreno como presidente, el del “cambio de ciclo”, según sus propias palabras, al entrenador elegido por Josep Maria Bartomeu hace un año, esto después de haber confirmado como jefe de la secretaría técnica a Ramon Planas, el hombre de confianza de Bartomeu en la planificación de la temporada anterior y de haber estado negociando y cerrando los fichajes sugeridos y negociados por este trío -Bartomeu, Koeman, Planas-, como son los de Éric Garcia y Emerson, que estuvo cedido al Betis, y muy pronto el del holandés Depay.

Refuerzos que ya se tantearon y decidieron hace un año y que, incluso, se negociaron para que llegaran gratis en el marco de una precariedad y austeridad económica prevista, temida y de alguna forma esperada. Si a este listado se le añade la figura del mismo Messi, no hay duda que fue el ex-presidente Bartomeu quien se opuso de manera firme y muy enfrentada a la intención del delantero argentino de irse del Barça el pasado mes de agosto.

De hecho, el mismo Joan Laporta no fue contundente sobre este tema cuando Leo Messi envió un burofax al club hace exactamente una temporada, mientras otro precandidato, Víctor Font, pidió que dejaran marchar a Leo.

Después, fue Joan Laporta el que hizo de la continuidad de Messi, de su capacidad para conseguir que se quede en el Camp Nou, una de las instrumentalizaciones positivas y clave de su campaña electoral.

Repasado lo que había, lo que hay, ratificado Koeman y mantenida la estructura técnica, no existe la menor diferencia del Barça actual respecto al Barça diseñado y soñado por Josep Maria Bartomeu.

La excepción es Kun Agüero, una petición exprés de Messi, un capricho que viene pidiendo cada año desde que Sandro Rosell era presidente y Tito Vilanova el entrenador. Siempre se le había negado amablemente esta voluntad de llevar a su amigo, no se le había hecho caso con argumentos sólidos, económicos y tácticos. Si ahora ha venido es porque, simplemente, Leo Messi manda todavía más que antes y que la nueva directiva no es capaz de marcar una personalidad propia ni diferencias respecto del pasado.

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