¿Qué peligro amenaza a Junts per Catalunya?

Laura Borràs y Carles Puigdemont
Laura Borràs y Carles Puigdemont

El de una ruptura. La negativa a acordar una coalición de gobierno con ERC podría llevar a una división entre los que provienen de la antigua Convergència y la nueva hornada de dirigentes a la sombra de Carles Puigdemont.

Los herederos de la CDC de Jordi Pujol no están dispuestos a perder las cuotas de poder que han disfrutado desde siempre. Están convencidos de que la política se hace desde las instituciones y por eso temen perder este poder si, finalmente, se imponen las tesis del grupo que está poniendo palos en las ruedas de las negociaciones con ERC.

Incluso, grupos instados desde las redes más cercanos a JxCat se han manifestado ante la sede de ERC para exigir que capitule y se avenga a las condiciones impuestas por los juntistas.

Los principales problemas son el mantenimiento del control a los medios de comunicación públicos y la discrepancia sobre el hecho de que la Presidencia de la Generalitat se ponga al servicio de las decisiones que Puigdemont tome desde el Consell per la República de Waterloo. ERC no acepta ninguna de estas condiciones.

Hasta ahora, Puigdemont se ha mantenido en un segundo plano, pero varios dirigentes empiezan a creer que el político gerundense estaría más de acuerdo con Laura Borràs, Joan Canadell, Josep Costa y Francesc de Dalmases, que quieren unas nuevas elecciones, que con Meritxell Budó o Damià Calvet, así como con Josep Rull o Quim Forn, que apostarían por un acuerdo de gobierno con ERC. Sorprende el silencio de los exconsejeros encarcelados durante toda la negociación, cuando siempre están dispuestos a ser entrevistados en TV3 y Catalunya Ràdio.

El que quedaría muy debilitado sería Jordi Sánchez, el secretario general de Junts, que ha llevado la negociación con ERC de forma muy personalista e, incluso, se ha hecho visitar en Lledoners por el presidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, desconsiderando así a su interlocutor, aunque disfruta de permisos penitenciarios para celebrar el encuentro fuera de las paredes de la cárcel.

Además, desde el sector puigdemontista se confía en que la Moncloa acabe forzando al PSC a una abstención, lo que serviría a los intereses partidistas de Puigdemont y los suyos. Sin embargo, desde los socialistas se mantiene la negativa a facilitar un gobierno de Pere Aragonès, por más que se forme con los comunes y con la CUP.

Parece que las encuestas sonreirían a los socialistas, si es que al final sólo queda la opción de unas elecciones, que podrían perjudicar la vez a Junts, si el electorado culpa a este partido del fracaso de la negociación.

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