No podrá ser la primera mujer presidenta de la Generalitat, como pretendía. Los resultados del 14-F le dieron la espalda y su partido, Junts x Catalunya (JxCat), quedó en tercera posición, por detrás del PSC y ERC. Ahora, Laura Borràs intenta convertirse en presidenta del Parlamento de Cataluña.
Esta es su apuesta política personal y así se ha hecho llegar a ERC, en el supuesto de que acabara prosperando una reedición del bipartito que ha gobernado la Generalitat esta pasada legislatura, hecho altamente improbable a estas alturas. Desde las filas de JxCat han salido otros nombres para ocupar este cargo, como los de Josep Costa (que, de momento, ni siquiera es diputado) o Meritxell Budó, pero Laura Borràs quiere aprovechar su liderazgo para imponer su derecho.
Considera que como presidenta del Parlamento, estará más “blindada” para afrontar el procedimiento judicial en el cual está imputada, por presunta corrupción en la adjudicación de contratos cuando era directora de la Institución de las Letras Catalanas (ILC). Al dejar de ser diputada en el Congreso, su caso pasará a manos del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).
Después de la jornada del 14-F, el Parlamento se tiene que constituir en los 20 días hábiles posteriores. El plazo límite para escoger la nueva presidencia y la Mesa de la cámara es el próximo 12 de marzo. La elección de estos cargos ya dará una pista sólida para saber los posibles pactos para la investidura y la formación del próximo Gobierno de la Generalitat.
El debate para la investidura se tiene que celebrar, como máximo, el 26 de marzo. En caso de no haber acuerdo, se tendrían que convocar elecciones nuevamente, que serían el mes de julio.
De momento, la candidatura de Laura Borràs a la presidencia del Parlamento choca con las suspicacias de ERC, que temen que quiera convertir su cargo en un “show” y, teledirigida desde Waterloo, hacer impracticable el normal funcionamiento de la institución.
