El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se han desmarcado este viernes del discurso de Unidas Podemos (UP) sobre las movilizaciones de protesta por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél, que han desembocado en disturbios.
Sánchez se ha pronunciado públicamente por primera vez sobre estos hechos, después de la tercera noche de disturbios, para condenar la violencia, que ha considerado que es «la negación de la democracia».
El presidente del gobierno, que ha dicho que la libertad de expresión en España ampara también los «pensamientos más infames» y «más absurdos», también se ha comprometido a «mejorar la libertad de expresión», que considera una «tarea pendiente», y a actuar «con contundencia contra cualquier forma de violencia».
Por su parte, el ministro Grande-Marlaska ha condenado desde el Congreso «el uso injustificable de la violencia de una minoría» a la que ha atribuido «un concepto equivocado de los derechos». Al contrario que UP, el titular de Interior ha expresado su apoyo a los cuerpos policiales.
Los socios de gobierno del PSOE habían expresado mediante Pablo Echenique apoyo a los «jóvenes antifascistas» cuando ya se habían producido las primeros disturbios, y después han manifestado, por boca de Jaume Asens, rechazo a la violencia, además de habérsela atribuido también a «una minoría», pero no han dedicado palabras de apoyo a los agentes policiales.
