EL ROBO SOSPECHOSO DEL ORDENADOR DEL PRESIDENTE

Dos versiones y un vídeo hilarante para poder anular legalmente la delicada información de su disco duro

A finales de abril de 2008, el FC Barcelona denunció ante la comisaría de Mossos d’Esquadra, el robo de un ordenador ocurrido en las oficinas del club, concretamente en la zona presidencial y, para mayor precisión, el ordenador personal del propio presidente Joan Laporta. Ese fue un episodio convulso y representativo del tipo de incidencias que se producían en el Barça de la época, confusos y siempre reforzados por un aparato mediático dispuesto a sesgar la información y contribuir, como en este caso, a un misterioso y más que sospechoso suceso.

La desaparición del ordenador tuvo, en realidad, dos explicaciones distintas, pues por un lado fue conocido que, días antes de la denuncia, fruto de las desavenencias y crispadas relaciones familiares del matrimonio Laporta-Echevarria, y del más que posible desencadenante de un divorcio inevitable, se produjo una fuerte discusión entre suegro y yerno en el domicilio de Juan Echevarria de Sant Cugat.

El cruce de acusaciones y de voces subidas de tono, amenazas y actitudes, acabó con un portazo de Joan Laporta a la salida del domicilio. Fuentes familiares indicaron que, en efecto, al poco tiempo Laporta se dio cuenta del olvido del ordenador en casa de su suegro, a quien reclamó sin suerte que le fuera devuelto. La tensión fue en aumento porque, como era de suponer, el contenido del disco duro podría ser muy valioso en determinadas manos. Laporta no se atrevió a denunciarlo y reclamarlo ante la autoridad porque, realmente, la situación hubiera sido embarazosa y hubiera complicado aún más el escenario familiar previo al divorcio, eso sin contar con que muy posiblemente cualquier intervención de las fuerzas del orden se reflejaría tarde o temprano en los periódicos o medios de comunicación.

 

Fue a los pocos días cuando un programa de televisión avanzó el tema del robo del ordenador de Joan Laporta, sustraído de su despacho profesional en la blindada zona de oficinas del FC Barcelona durante la disputa del Barça-Manchester United de Champions de la temporada 2007-08.

Al contrastar la noticia, el club mostró un vivo interés en dejar claro que «Laporta tampoco usa tanto ese ordenador» y reiterado que «la información que contiene no es de excesiva relevancia». Dichas fuentes asimismo explicaron que al parecer el ladrón estuvo a punto de cruzarse con el guardia de seguridad y que sólo el azar provocó que pudiera escabullirse sin ser visto.

Otros medios dispusieron de material y detalles facilitados por el club para ofrecer amplios reportajes sobre el robo, desde luego con un enfoque que situaba al presidente en el centro de una persecución y de una campaña en su contra, pues eran tiempos delicados a causa de una más que deficiente gestión deportiva y económica del club.

 

Según fuentes policiales, la sustracción tuvo lugar un miércoles sobre las 21.00 horas, cuando el Barça-Manchester ya estaba en marcha. Un varón joven con el rostro tapado por un gorro, pero sin guantes, trepó por el patio interior de la zona de Oficinas, a la que al aparecer accedió por el Palau Blaugrana. Desde ahí se coló en el sector de Presidencia por una ventana contigua al despacho de Laporta sin que saltara alarma alguna. Siempre según los Mossos, que se hicieron cargo de la investigación, el sujeto, vestido con ropa deportiva, se fue directo al despacho de Laporta, cogió el ordenador, salió y volvió a entrar; al parecer removió unos papeles aunque se desconoce a ciencia cierta qué hizo la segunda vez que entró. El ladrón dejó huellas dactilares y según las primeras teorías el robo podría ser un caso de espionaje al contener el ordenador correspondencia personal pero también contratos con Nike y una televisión, tal y como ha explicado el propio Joan Laporta.

El despacho de Laporta, habitualmente blindado, no estaba cerrado con llave la noche de autos. En la zona de aficinas había aquella noche un vigilante de seguridad. El ladrón había accedido a las instalaciones del club, por lo que o bien debía ser socio o aficionado con entrada para el partido contra los ‘diablos rojos’ o bien una persona autorizada a estar en el recinto. Pese a las medidas se seguridad de oficinas, de un tiempo a esta parte un auténtico bunker, una vez el sujeto estuvo en el pasillo de despachos o en el interior del despacho de Joan Laporta nadie pudo percatarse de su presencia. Al parecer, el ladrón no encendió la luz en ningún momento y el informe policial no hace mención de que utilizara una linterna, lo que lleva a pensar que podría conocer la zona.

Luego apareció un vídeo de las cámaras de seguridad cobre cuyas imágenes los medios habían asegurado que no permitían establecer un retrato claro del asaltante. Según La Vanguardia, fuentes conocedoras del caso señalaron que las imágenes no son concluyentes a la hora de realizar una identificación, ni siquiera las extraídas de las cámaras que se encuentran en el interior del propio despacho de Laporta. En el vídeo, hilarante, el presunto autor del robo pasaba en efecto hasta dos veces por delante de la cámara mostrando visible y se diría que intencionadamente que llevaba en la mano un ordenador portátil. Como si no quisiera dejar dudas sobre cuál era el objetivo del hurto.

Inmediatamente a la denuncia el FC Barcelona realizó un comunicado en el que, además, dejaba bien claro que legalmente ningún contenido del ordenador robado podría ser utilizado ni difundido sin ser un delito grave en contra de su propietario, el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta ni tampoco ser utilizado en ningún juicio, demanda o investigación de acuerdo a las leyes.

El robo del ordenador se perpetró con apenas unos días de diferencia en relación a otro asalto y robo, en este caso domiciliario, sufrido por la familia del entonces entrenador del primer equipo, Frank Rijkaard, mientras el técnico azulgrana y su esposa Monique se encontraban dentro junto al hijo de ambos, Mitch. Según la descripción del hecho facilitada a los Mossos y manejada por estos, el intruso accedió a la planta superior de la vivienda por una ventana de la zona del dormitorio. En dicha zona todas las ventanas estaban protegidas con rejas, lo que habría imposibilitado una irrupción. Sólo la ventana del comedor era vulnerable, aunque resultó extraño que el perro guardián de la familia no hubiera alertado de la presencia de un intruso. Los Rijkaard denunciaron el robo de una importante cantidad de dinero en metálico, así como de valiosas joyas, al parecer no encerradas en la caja fuerte de la vivienda. Las finanzas de Frank en aquel momento estaban amenazadas por el reclamo del fisco italiano del pago pendiente de una cantidad cifrada en 7 millones de euros en concepto de impuestos por derechos de imagen de su etapa como jugador del Milan.

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