¿Quién vuelve a leerle la cartilla a Artur Mas?

Artur Mas, en el 'FAQs'
Artur Mas, en el 'FAQs'

Agustí Colomines, uno de los ideólogos del procés y exdirector de la extinta Fundación CatDem -de la órbita convergente y en el punto de mira en el caso del 3%-, fue una figura muy cercana a Artur Mas cuando el exlíder de Convergència y del PDECat era presidente de la Generalitat, pero es desde hace tiempo mucho más partidario de la posición del también expresidente Carles Puigdemont.

En un tuit reciente con el que ha comentado el hecho de que Mas se mantenga en el PDECat en vez de sumarse a JxCat, Colomines ha escrito: "¡Mucho mejor así! Al menos apoyará al partido en los momentos difíciles de la condena del 3%".

Seguidamente, ha añadido un reproche relacionado con este caso de presunta corrupción de Convergència y el PDECat, cuya instrucción se cerró este mes de julio: "Él no supo acabar con la corrupción, protegió a corruptos, y dejó que se ensuciara el nombre de personas honradas, algunas de las cuales están en prisión. También lo digo por mí, ¡sí!".

No es, ni mucho menos, la primera vez que Colomines carga públicamente contra Mas. El divorcio entre ambos ya era evidente el pasado otoño, cuando Colomines dedicó reproches a Mas -una falta de empatía y el equivocarse "siempre", según él-, después de que el expresidente catalán evitara criticar a los Mossos por su actuación para reprimir las protestas violentas en las calles de jóvenes independentistas como el sobrino de Colomines, que fue detenido.

En cuanto al caso del 3% específicamente, ninguno de los dos se encuentra procesado. Ni Mas, que fue líder de Convergència, ni Colomines, que dirigió la fundación afín acusada de recibir comisiones en beneficio del partido a cambio de adjudicaciones públicas.

Colomines culpa a Mas de que se lo asocie con el principal caso de presunta financiación irregular de Convergència. Cuando se puso en marcha la CatDem, por cierto, expresó sus reticencias a la relación de continuidad con la fundación predecesora, Trias Fargas, la cual, a la práctica, simplemente fue rehecha y rebautizada a raíz del estallido del caso Palau.

Este mes de agosto, por otra parte, Colomines ha anunciado que deja temporalmente de escribir su columna en El Nacional: "Si no se tiene una buena forma física y anímica no es posible ser sagaz para descubrir el fondo de las cosas y también se pierde la fuerza para escribir con la profundidad necesaria. Seguiré tuiteando para ir tirando".

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