Bartomeu le clava un 8 a 2 a Víctor Font fichando a Koeman

Ni toda la oposición concentrada en TV3 el domingo por la noche pudo tumbar al presidente del Barça, que convoca las elecciones para la primavera de 2021
Ronald Koeman, eufórico
Ronald Koeman, eufórico

El inicio de la era Koeman, proyectada desde la figura legendaria de Ronald Koeman, el jugador holandés que finalmente le dio al Barça su primera Copa de Europa (1992), recuerda mucho a la llegada de Johan Cruyff al banquillo del Camp Nou el 1988 después del motín del Hesperia protagonizado por la plantilla contra el presidente Josep Lluís Núñez.

También en aquellas circunstancias se dio por hecho la dimisión de presidente, como por ejemplo la de Bartomeu como única salida a la crisis deportiva, económica e institucional, del mismo modo que los hechos y los resultados exigían y justificaban una completa y radical limpieza de vestuario.

Con la diferencia, eso sí, que esta vez los futbolistas a liquidar han integrado el mejor equipo de la historia del fútbol y la operación exige ​​la pericia de un cirujano no sólo capaz de amputar los miembros, quistes y órganos que han dejado de funcionar. Se le presume también el criterio y la sensibilidad para actuar sin echar más leña al fuego que consume a tanta leyenda y a los campeones más grandes que ha visto el Camp Nou en 121 años.

Josep Maria Bartomeu ha elegido a Koeman porque nadie le puede discutir su pertenencia barcelonista, su sentido del juego inequívocamente ofensivo y, al menos lo exhibió como jugador, un carácter ganador.

El presidente Bartomeu necesita a Koeman para desencallar la nave dándole más poderes para aliviar la masa salarial y rebajar la edad de la plantilla para fichar, lo que en cierto modo siempre facilita el trabajo. Es decir, tener un guión claro y definido que pasa por ceder el peso de la responsabilidad a un Messi rodeado de futbolistas jóvenes con talento y recursos físicos capaces de rentabilizar los 25 goles que asegura el goleador argentino. Sólo si Messi no continuara cambiaría la estrategia de mercado.

Resuelto el vacío del banquillo, fatalmente gestionado por no hacer caso del oficio con el que Valverde supo disimular las enormes carencias físicas del equipo, enterrar a Setien, sin duda la peor elección para resucitar un cuerpo sin pulso, ha sido lo más sencillo e indiscutible .

Bartomeu quiere perpetuarse como un gran presidente a través del legado de Koeman si resulta ser suficientemente valiente cómo para hablar en un vestuario como ante la prensa radiografiando la necesidad de "cambiar toda la línea media"; es decir jubilando definitivamente a Sergio Busquets.

Por otro lado, fijar las elecciones para el 15 de marzo de 2021 era un anuncio cantado porque los estatutos y la Ley del Deporte procuran y potencian en todas las circunstancias la estabilidad de la Junta Directiva ante los espasmos sociales tan frecuentes en el mundo barcelonista. Sin esta armadura legal sería un club ingobernable.

Tampoco había otra salida pues la emergencia de unas elecciones ahora, con una eventual toma de posesión del nuevo presidente a primeros de octubre y la responsabilidad de rehacer el equipo en manos de una Comisión Gestora sin facultades más que para pagar la luz y el agua, no tenía ningún sentido.

Con Koeman, además, Bartomeu le infringió a Víctor Font, el precandidato representando de la oposición más hostil e histórica, rourismo, cruyfismo, guardiolismo y sorianismo, una derrota dolorosa, como un 8-2, en el circo mediático organizado el domingo por la noche por TV3 con el único propósito de que Font le diera el golpe de gracia a Bartomeu y lo forzara a dimitir. El tiro les salió por la culata, puesto que Toni Freixa desarmó estatutaria y socialmente cualquier posibilidad de ir por esta vía y la confirmación de la llegada de Koeman irritó tanto a Font que lo tildó de "parche" y de no representar la esencia ni los valores de la herencia de Cruyff. Es discutible, y de hecho es completamente falsa, la reiterada afirmación de Víctor Font de que Cruyff es el padre del juego, el estilo y el plantel de Barça, pero lo que no es posible disociar de este relato cruyfista es que Koeman lo simboliza como ningún otro futbolista de las leyendas azulgrana.

Font, emperrado en traer a Xavi como solución a todos los males, sugirió darle el mando en Garcia Pimienta durante los dos o tres meses de probable plazo entre la dimisión de la junta ahora y la llegada de un nuevo presidente, dando por hecho que él ganaría las elecciones. Xavi Hernández, por cierto, está decepcionando imprevistamente con su equipo en Qatar a pesar de disponer de un plantel de lujo y de recursos casi ilimitados. Llamó la atención el tono y la soberbia del discurso de Font cómo si pudiera hablar en nombre de todos los barcelonistas, un tono sorpresivo y decepcionante para muchos socios considerando esta actitud una falta del respeto debido a la junta y sobre todo a los barcelonistas que, en cualquier caso, ya decidirán en unas elecciones si desean que los represente.

Font resultó ser el peor y más prepotente de los participantes en una carnicería periodística contra Bartomeu por parte de TV3, secundada por bastantes de los clásicos del orden mediático de la oposición y la comprensible ausencia de Joan Laporta por dos razones, una para no eclipsar a Font y otra para no enfrentarse, a pesar de sumarse a la petición de dimisión de Bartomeu en twitter, al hecho de que cuando él ostentaba la presidencia y el socio clamó pidiendo su renuncia en un voto de censura que perdió con el 60% de los socios en contra (2003), se cerró en el bunker de Camp Nou y no salió hasta que hubo pasado la tormenta. Nunca dio la cara. Todo lo contrario.

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