El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, ha presentado un "escenario prudentemente optimista", por primera vez, según ha dicho en el Congreso. Ha situado en "la segunda mitad de mayo el horizonte de desescalada o la fase 2 de la lucha contra la epidemia de la Covid-19". Lo ha dicho al pleno del Congreso, donde ha pedido la tercera ampliación del estado de alarma, con dos semanas más: desde el 26 de abril hasta el 9 de mayo.
Sánchez ha explicado que "las limitaciones se irán variando para ajustarse a los nuevos escenarios" y que hay que evitar pasos en falso para no volver a la situación anterior. "Haremos pasos adelante y atrás, según cómo se comporte la pandemia", ha resumido. Ha garantizado que España seguirá en todo momento los criterios de la Organización Mundial de la Salud y que se actuará "siempre con la misma premisa de proteger la ciudadanía y mantener a salvo el sistema de salud para una desescalada de manera gradual y segura".
Esta prórroga del estado de alarma hasta el 9 de mayo ha recibido duras críticas del PP y de Ciutadans, a pesar de que la apoyan, mientras que Vox vota en contra. "La paciencia de los españoles tiene un límite", ha dicho el líder popular Pablo Casado.
En cuanto a los partidos catalanes, ERC se abstiene y Junts per Catalunya y la CUP votan en contra. Todos han pedido que acabe la centralización. "La recentralització agrava la situación. No es nacionalismo. Es pura y simplemente eficacia", se ha quejado Gabriel Rufián, en nombre de ERC. JxCat, que se había abstenido en las dos votaciones anteriores, ha hablado de un "155 sanitario y que prioriza la recentralización", según la diputada Laura Borràs, que ha entregado el informe de desconfinamiento de Oriol Mitjà al presidente Sánchez. Mireia Vehí, de la CUP, ha reivindicado la justicia y el bien común y ha dicho que esto quiere decir "pan, trabajo, sanidad y también autodeterminación".
