Después de la tormenta de Gloria, una de las más devastadoras que se recuerdan, ahora toca desescombrar y arreglar los múltiples desperfectos. También ha llegado el momento de valorar si la reacción fue la más adecuada. De momento, uno de los primeros debates que se ha puesto sobre la mesa es el de la gestión que se hizo de los pantanos. El debate va sobre si se desembalsó tarde y no en cantidad adecuada los pantanos protagonistas de la tragedia.
Así, la Agencia Catalana del agua (ACA) optó para no liberar agua de los pantanos de Sau y Susqueda hasta que ya había empezado el temporal porque consideró que las previsiones de que disponía hasta el momento eran "muy inciertas".
En una entrevista a RAC1, el director del área de Abastecimiento, Jordi Molist, asegura que fueron prudentes para evitar comprometer el suministro de agua potable a la población.
Molist argumenta que antes del temporal había un margen muy importante para retener agua porque los embalses estaban a dos tercios de su capacidad. Además, advierte que si se hubieran abierto las compuertas y no se hubieran cumplido las previsiones meteorológicas, nos habríamos encontrado en un escenario de falta de agua y se habrían tenido que decretar medidas de restricción por sequía.
Desde el ACA se continúan controlando los desbordamientos, pero explican que los caudales están disminuyendo y que la punta de agua ya ha llegado al mar. El siguiente paso será vaciar los embalses para recuperar el resguardo de seguridad, pero se esperará que los ríos se hayan desaguando.
