Por motivos estratégicos el FC Barcelona aceptó ceder los derechos para la celebración de la elección del Culer del Año, un acontecimiento de carácter lúdico con la intención de elevar los valores y la imagen del club, al diario Sport cuando todavía pertenecía al Grupo Z. El resultado, pero, no fue el esperado al menos para los que consideran que las esencias del Barça, su identidad y naturaleza tienen que preservarse de un uso personal, mercantilista o con fines propagandísticos.
El premiado como culer del Año fue Èric Abidal, junto con otros personajes del barcelonismo que también fueron galardonados como Joan Casals, el Abuelo del Barça, la patrona de la Fundación FC Barcelona, Sor Lucía Caram, y Xavi Pasqual, entrenador del exitosa sección de balonmano.
Por supuesto, la nominación de alguien como símbolo del barcelonismo difícilmente es compatible con quien está en nómina del club, muy generosamente pagado en este caso como Abidal, máximo responsable del fútbol. Lo mismo pasa en el caso del entrenador de balonmano y sería de dudosa identificación barcelonista lo de Sor Lucía Caram, beneficiaria de la solidaridad del club en diferentes proyectos propios y ahora patrona de la Fundación.
Para serlo es requisito indispensable reunir la condición de socia del FC Barcelona, una exigencia que Sor Lucia Caram, a pesar de tener un corazón abiertamente barcelonista cómo ha proclamado a los cuatro vientos, no cumplía en el momento en que se planteó su nominación. La directiva tuvo que recurrir a la excepcionalidad de afiliarla por decreto. La normativa obliga a todo aquel barcelonista que no teniendo un vínculo familiar de primero y segundo grado con otro socio y aspira a serlo se tiene que dar de alta como socio de compromiso y pagar durante tres años este carné antes de tener el alta de pleno derecho como socio del club. Habría sido el camino más recto, humilde y se puede decir que legal. Si esto otorga méritos para ser también Culer del Año, puede ser cuestionable en opinión de algunos socios.
