Solvia alega cuestiones de seguridad por la polémica del cierre de un piso con tres menores dentro

El 30% de los pisos de Ciudad Meridiana, punto caliente de la emergencia habitacional, están en manos de bancos o inmobiliarias
Ciutat Meridiana

A Villa Deshaucio, como se conoce al barrio de Ciudad Meridiana, los desahucios han dado una vuelta de tuerca que podía haber sido dramática pero que se ha quedado en un susto. Como ya es habitual Solvia, la inmobiliaria del Banco Sabadell, ha cambiado cerradura y puerta de uno de sus pisos, sin avisar nadie. Pero en este caso, esta medida se ha hecho sin ningún control y tres menores quedaron atrapados, la vigilia de reyes, en el piso ocupado que comparten con su madre. La vergüenza e indignación de los vecinos ha hecho que los mossos abran una investigación para saber si la actuación fue legal.

Avanzándose a la investigación abierta por los mossos de escuadra, sobre la actuación de los cerrajeros que posaron un candado en un piso ocupado de Ciudad Meridiana, dejando en el interior a tres menores, el Banco de Sabadell se escuda en que los mismos vecinos habían alertado que había movimiento en el piso, y que por “seguridad” enviaron los cerrajeros a cambiar la puerta y cerrar el piso. El problema llegó cuando, efectivamente, hicieron el cambio pero sin asegurarse si había alguien dentro “los chicos se dieron cuenta cuando salieron a comprar algo por almuerzo y vieron que no podían salir de casa. Entonces llamaron muy asustados a su madre, quién avisó a emergencias sociales y dieron el aviso a bomberos que consiguieron sacar la cerradura”, afirma Filiberto Bravo, representante de la asociación de vecinos Ciudad Meridiana.

La noche de reyes, en Ciudad Meridiana, tuvo un regusto amargo. Ni juguetes, ni dulces, sino un candado en la puerta de uno de los más de 200 pisos que hay ocupados al barrio. “No es un hecho aislado, en los desahucios es habitual que los cerrajeros vengan y pongan un candado o una puerta de hierro y listo, a veces avisan, a veces no, o lo hacen cuando la gente está trabajando. Lo que pasa es que nadie se aseguró si había alguien dentro de la vivienda”, asegura Filiberto Bravo. Un hecho que corroboran los niños, que aseguran que no oyeron a nadie llamar a la puerta. El cambio de cerradura se hizo hacia por la tarde, del día 4 de enero y los niños se encontraron cerrados por la mañana, cuando se levantaron. Pasaron la noche encerrados en un piso que se podría haber convertido en una ratonera, un hecho que ha hecho saltar las alarmas, sobre todo después del incendio en el barrio de Santo Roc, en Badalona en el que han muerto varías personas. Una vez pasado el susto inicial, y después de que los bomberos que consiguieran abrir el candado antiocupa, la asociación de vecinos de Ciudad Meridiana y la plataforma contra los desahucios han conseguido parar, de momento, el desahucio de esta familia y esperan una decisión de juez “los cuatro continúan en el piso, por qué estamos esperando la resolución del juez. El propietario, en este caso Solvia, del Banco de Sabadell, los tiene que denunciar y tiene que ser un juez quien dé la orden para proceder a un desahucio”. La familia, formada por la madre hondureña, víctima de violencia de género, y tres hijos de 16, 12 y 5 años había ocupado el piso hacía solo dos meses, “antes había otra familia que marcharon a Santa Coloma por qué consiguieron un alquiler social”, afirman desde la asociación de vecinos “esta nueva familia no la teníamos controlada, estaban desde hace muy poco”. Vecinos y asociaciones han criticado duramente lo que consideran un abuso de poder del Banco Sabadell, “alrededor del 30% de las viviendas del barrio son de bancos y otras entidades, unas 1100, y los deshaucios es un hecho habitual, pero esto ha estado fuera de toda medida”, asegura con contundencia Bravo. 

Villa Deshaucio, como conocen popularmente a Ciudad Meridiana es uno de los barrios con una renta más baja y que más desahucios sufre “tenemos entre 4 y 5 desahucios al día, y contabilizados unos 250 pisos ocupados por familias o personas que no tienen otra manera de conseguir un piso. El problema es que no hay suficientes pisos para acoger a todas las emergencias sociales que se presentan”, afirma Bravo. A la precariedad económica se tiene que sumar la pobreza energética que sufre una buena parte de los vecinos del barrio y la subida de los alquileres, donde la media por alquiler es de 500 euros, un 12,9% más que en 2017, un hecho que dispara, todavía más, la emergencia habitacional.

 

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