A partir del 1 de enero está prohibido circular en bicicleta por la ciudad de Barcelona. Así, se ejecuta la parte final, después de numerosas moratorias, del plan de movilidad aprobado por el Ayuntamiento de Barcelona durante el mandato de Xavier Trias y que contó con la abstención de ICV (los antecesores de Colau).
No obstante, el mismo Ayuntamiento prevé excepciones a la nueva norma: sí que podrán circular por las aceras de más de 5 metros de ancho y 3 metros de espacio libre; por los carriles bici en la acera a una velocidad máxima de 10 kilómetros; entre las 10 de la noche a las 7 de la mañana por aceras de más de 4,75 metros de ancho y 3 metros de espacio libre, (las de la trama Cerdà del Eixample); y los ciclistas menores de 12 años y sus acompañantes.
Según el Ayuntamiento, la moratoria de la prohibición de circular en bici por las aceras se decretó ante el crecimiento previsto de la infraestructura ciclista. La red ciclista dispone ahora de un millar de kilómetros de carriles de bicicleta: zonas 30 y calles pacificadas y carriles bici, que se han ampliado un 72% en tres años y han pasado de 116 a 204 kilómetros.
Esta red tiene un eje mar-montaña y un eje Besòs-Llobregat porque los ciclistas puedan desplazarse “con más eficiencia y seguridad a cualquier punto de la Ciudad”, según el Ayuntamiento.
El plan de movilidad urbana 2013-2018 establece que la prioridad de circulación es de los peatones, seguidos por el transporte público y la bicicleta, y en último lugar se sitúa el vehículo privado de motor. El objetivo es “fomentar una movilidad más sostenible, eficiente y segura para avanzar hacia una ciudad con más salud y vida en las calles”.
Según el Ayuntamiento de Barcelona, para mejorar la movilidad en la ciudad, también se aplica la normativa de aparcamiento de motos y, ahora, la ordenanza que regula la circulación de las bicicletas, que, además de no poder circular por la acera, tienen que adaptar la velocidad a los peatones en las calles pacificadas.
