El independentismo hace años que tiene claro que el alcalde de Valls, Albert Batet, es uno de los dirigentes más aferrados al expresidente Carles Puigdemont. Cuando el residente de Waterloo ordena cualquier cosa, él es de los que no sólo le hace caso, sino que potencia activamente ir incluso más allá. Y todo para gustar a Puigdemont y, sobre todo, intentar agrandar la figura del expresidente. Su admiración es tan profunda que a menudo es devoción. Y en medio de todo este sentimiento de entrega, Albert Batet quiso utilizar la semana pasada la Colla Vella dels Xiquets de Valls –a la cual siempre ha estado ligado–para engrandecer esta adoración.
Esta colla castellera es la que ganó el último premio del concurso de castells de Tarragona y castellers y alcalde viajaron hasta Waterloo para entregar y ofrecer el galardón a Puigdemont, como si se tratara de una ofrenda a la Virgen María de Montserrat. Batet, como no podía ser de otra manera, también estaba. El expresidente, por su parte, se mostró muy agradecido. Tanto, que se prestó a formar parte de un pilar que hicieron los castellers, dejándose tomar imágenes con aquella cara de estar sufriendo que le queda a cualquier cuando participa de actividades a las cuales no está acostumbrado, sin problema. El idilio entre Albert Batet y Carles Puigdemont tiene continuidad garantizada. Y desde la semana pasada, con la ayuda de una de las pandillas castelleras más históricas y emblemáticas.
