El presidente del PPC, Xavier García Albiol, sueña -y mucho-, con poder concurrir a unas elecciones «a la vasca». Desde hace semanas, el líder de los populares no se cansa de explicar en los pasillos del Parlament, los despachos del Senado y las cloacas políticas y periodísticas habituales, que la mejor de las fórmulas para convocar unas elecciones es consiguiendo que los independentistas no puedan presentarse o que sean los mismos partidos soberanistas los que renuncien a participar para hacer boicot a una convocatoria no deseada.
Sería un escenario, este, que provoca orgasmos en la mente del popular, que facilitaría del todo que su partido o Cs pudieran acceder a un eventual Gobierno que de ninguna otra manera podrían soñar tener. Tanto es así, que cuando el portavoz del PP, Pablo Casado, salta diciendo que sería partidario de ilegalizar los partidos independentistas, no se lo pensó dos veces y se sumó a la iniciativa. Para hacerse el moderado, pero, dijo que él prefería «ilegalizar programas electorales«, sin caer en que hacer esto supondría prohibir ideas políticas, y que esto va más allá que la ilegalización de partidos. Desde entonces, a pesar de que le cayeron las siete plagas en las redes sociales, Albiol sigue insistiendo en promover la vía «vasca» entre quien quiera escucharlo. Es su sueño húmedo.
