Si el presidente del Gobierno catalán, Carles Puigdemont, quisiera hacer coincidir con el referéndum del 1 de octubre las elecciones catalanas, tendría que firmar hoy el decreto de disolución del Parlament y que este salga publicado en el Boletín Oficial mañana mismo, 54 días antes, según fija la ley.
La coincidencia no gusta en el gobierno de Madrid que vería como se complica su intervención; le resultaría más difícil separar la votación legal en el Parlamento de la ilegal del referéndum.
Por otro lado, el censo y la movilización de la ciudadanía catalana, incluida la no independentista, sería más fácil, y el eco internacional podría ser superior. Muchos de los no independentistas, que irían a votar las elecciones autonómicas, podrían verse tentados a votar la consulta aunque sea de forma negativa.
No obstante, el Instituto de Estudios de Autogobierno que dirige Carles Viver Pi-Sunyer censuraba en su día la posibilidad que la convocatoria de un presunto referéndum independentista pueda coincidir el mismo día con otras elecciones, como podrían ser unos comicios autonómicos. Así consta en un documento datado en abril del pasado año que intenta marcar las pautas de cómo tendría que ser una consulta independentista.
El teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Asens, representando de la sensibilidad más soberanista de Barcelona en común, manifestaba en una entrevista a Crític el año pasado que «una posibilidad sería hacer el referéndum y las elecciones constituyentes el mismo día».
