El ‘proceso’ va por dentro

¿Qué pasará? Todos nos lo preguntamos ante el ritmo y el tono que está tomando la política catalana en los últimos meses. Nadie tiene respuestas claras y mucho menos tranquilizadoras para esta simple cuestión.

Hay quien dice que la ola independentista la creó Artur Mas para que la justicia española no le afectase cuando le pidan prisión por su implicación en las comisiones del 3% para su partido. Hay quien dice que todos los procesos que afectan a Convergència Democràtica (y a su sucesor PDECat) son un invento del Estado español para derrotar un independentismo que nace y encabeza el pueblo de Cataluña.

Desde que el 28 de junio de 2010 se hizo pública la sentencia del Tribunal Constitucional español que declaraba ilegales parte de los artículos del nuevo Estatuto han pasado casi siete años. Se han sucedido manifestaciones espectaculares de apoyo al independentismo y el gobierno de la Generalitat se ha empleado a fondo en fomentar esta causa. Los medios públicos dependientes de la Generalitat han caído en el descrédito absoluto pero los independentistas defienden su deriva argumentando que los otros medios apuestan a fondo contra la secesión catalana.

La jerga procesista ha hecho y deshecho pantallas. Ha puesto plazos para alcanzar la independencia que luego no se han cumplido. Pero ahora da la sensación de que algo gordo pasará. Si no, no se entiende que pillen mintiendo al presidente y a su portavoz y que se hagan los locos, que pretendan saltarse al Parlamento para aprobar leyes que aceleren la celebración de un nuevo referéndum o que escondan en un cajón la que se supone que nos ha de desconectar de España.

La CUP no puede resistir demasiado tiempo su ambivalencia actual. No puede estar demasiados meses asumiendo unos presupuestos que vota en el Parlamento pero que incendia en la calle. Los jóvenes estudiantes de la CUP amenazan de muerte al secretario de Universidades de un gobierno al que no sólo permiten sobrevivir sino que le aprueban la partida que no reduce las tasas académicas.

Esto no puede durar demasiado. Es evidente.

Por fuera sonreímos y bromeamos. La procesión va por dentro. El proceso va por dentro y cunde la sensación de que alguien se pillará algo más que los dedos.

¿Quién?

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